... día siguiente, que espere instrucciones, en el mientras tanto necesito sentirte cercana, el mensaje hablado por el whatsapp no me satisface, desnúdate, necesito tu cuerpo cargado de erotismo, una selfie servirá para acortar la demora, no alcanzó con enviar una, fueron varias, necesita demostrar cuán ardiente está por entregarse.
El mensaje detalla que la mandaré a buscar, el conductor llevará una esquela con el detalle de mis exigencias, “sí señor, te pertenezco, soy tu putita” fue la sumisa respuesta. Una hora más tarde llegó el envío, una caja con bolas chinas y plug anal, ambos traerlos colocados.
Cayendo la tarde, el llamado del señor Lobo vibró en su celular, recordarle que llegando la noche pasarán a buscarla trayendo nuevas instrucciones. Cuando subió al auto, el conductor le entregó un sobre con las nuevas órdenes, que dentro de auto deberá sacarse la bombacha y el soutién, en la segunda parte del mensaje los detalles para cumplir el ritual del hilo rojo. Entiende y comprende el mensaje, las órdenes explícitas cuyo objeto es la aceptar la sumisión a su señor, derribar pudores y la entrega sin reparos era la primera lección, de este modo Lola entró en el nuevo espectro de sensaciones que el Lobo abre para hacerla disfrutar de su nueva condición, ser una mujer de servicio: la mejor putita del Lobo.
Este encuentro tenía todos los ingredientes del rito ceremonial: “tan pronto ingreses en la casa, encontrarás un hilo de lana de color rojo, tomarás ese extremo y ...
... atarás a tu dedo meñique de la mano izquierda, la prolongación similar al infinito termina en el otro extremo atado al meñique de la mano izquierda del Lobo, ingresas enrollando el hilo en tu mano hasta llegar al otro extremo, atado al dedo meñique del señor Lobo de amarse hasta el infinito. El sobrante del hilo rojo se enreda en las manos que se entrelazan de los que se juramentan el amor por siempre.
Se presentó en la casa del señor, ingresó a los dominios del señor Lobo, sobre la mesa estaba el hilo de lana rojo, se lo ató según las instrucciones, avanzó enrollando en su mano el hilo hasta llegar donde la aguarda su señor, agotando la distancia hasta quedar con sus manos enlazadas, el beso ardiente cumplió la primera parte del ritual. La segunda parte consistía en que ella debía llenar dos copas de vino, rojo y aromático, mientras el señor coloca alrededor de su cuello una delicada cadena con el triskel como talismán y compromiso de fidelidad y sumisión, el brindis consolida el contrato de servir, respetar y lealtad a su amo. Un nuevo beso, intensamente húmedo y prolongado sella el compromiso.
El señor Lobo llenó nuevamente las copas, la estoy mirando engolosinado con su cuerpo firme y vibrante, espléndida, exultante, es la lujuria en carne viva, deja caer el vestido, gira mostrando que lleva los juguetes eróticos colocados, entiende el lenguaje gestual, gira dándome la espalda, inclina el torso, movimiento lento y ampuloso para quitarse el plug del ano, sienta frente ...