... abrazó. Fue un abrazo bastante emotivo, empecé a hacerme ilusiones de que lo que sentía por ello era recíproco. Y esta era la noche ideal para hacer algo al respecto.
Cuando llegamos al pub era tal y como me lo había imaginado, estaba hasta arriba de gente y la música atronaba en los oídos. A mí no me gustó mucho, pero Carol parecía encantada. Se fue directa a la barra a pedir unas copas.
—¿Qué es esto? —Pregunté cuando llegó con un gran vaso y dos pajitas.
—Un coctel de tequila con vozka, está noche me apetece emborracharme.
A mí no me gusta demasiado el alcohol, pero supuse que sería una buena forma de desinhibirnos y que pasara lo que tenía que pasar así que empecé a beber con ella. Estaba bastante fuerte y ella bebía a buen ritmo mientras me animaba a beber más. Al rato pidió una segunda copa y después una tercera.
—¿Sabes? Esta noche me apetece ligar —la voz de Carol ya sonaba bastante borracha. — Y tú también, deberíamos ligar los dos. Somos guapos, somos sexis, nos lo merecemos. ¿Te parezco sexi? —tras preguntar dio una vuelta sobre sí misma en plan seductora.
—Sí, claro, eres preciosa —contesté sin pensarlo dos veces.
—¡Qué majo eres! Si no ligamos con nadie esta noche deberíamos enrollarnos tú y yo.
Me dio un vuelco el corazón, parecía que se iban a cumplir mis fantasías.
—¡Vamos a bailar! —sugirió Carol.
La acompañé a la zona de baile y empezamos a bailar. Carol se movía con soltura agitando su cuerpo con gracia. Al ver la torpeza de ...
... mis movimientos se rió y se me acercó para bailar pegada a mí. Sentir su cuerpo moviéndose tan cerca de mí y rozándome me embelesaba. Al poco rato tenía sus manos entrelazadas tras mi cuello y yo las mías sobre sus caderas. Ella se me acerco al oído para decirme algo:
—Mira esa chica tan guapa.
—¿Qué? —con la música tan alta no la entendía bien, Carol se acercó aún más.
—Esa chica de ahí, no para de mirarnos. Creo que le gustas, deberías decirle algo —me dijo Carol.
—No... no creo que le guste, seguro que solo le gusta como bailas tú.
—¿Crees que le gustó? A lo mejor debería enrollarme con una chica esta noche —empezó a decir Carol, había un brillo extraño en sus ojos que no había visto nunca —. Yo me lio con una chica y tú con un chico. Sería divertido.
—A mí no me gustan los chicos —respondí. No sabía que Carol era tan abierta sexualmente, aunque desde luego la imagen de ella con otra mujer era algo muy provocador.
—No seas aburrido, hay que abrirse a nuevas experiencias —me recriminó ella.
—De verdad que no, a mí me gustan las chicas. Y recuerda nuestra promesa, si no ligamos esta noche nos enrollamos tú y yo —me apresuré en recordarle con esperanza de que se olvidará de esas ideas.
—Tranquilo, ya verás que chico más guapo te pesco para que cambies de idea.
En ese momento Carol se separó de mí, y empezó a mirar por la pista, como buscando algo. Debió encontrarlo porque sonrió y empezó a bailar de forma aún más seductora. Meneaba su trasero y se ...