Era viernes noche, y no uno cualquiera. Había quedado para salir a solas con Carol, mi mejor amiga. Ella no lo sabía pero yo llevaba años secretamente enamorado de ella. Quedar con ella a solas por la noche había sido todo un logro. Normalmente Carol tenía una vida social muy ajetreada y siempre estaba con otras personas o con su novio. Pero hacía poco que había cortado con él y por primera vez en mucho tiempo yo iba a poder pasar la noche entera de fiesta con ella. Tenía la corazonada de que esta sería mi gran ocasión, que por fin podría dar el paso con ella, en mi cabeza ya hacía castillos en el aire, dejando volar la imaginación con lo que pudiera ocurrir.
Antes de salir me arreglé lo mejor que supe. Mi figura, delgada, suave y poco varonil quizás no fuera su tipo, pero estaba dispuesto a impresionarla. Me puse mis mejores vaqueros pitillo ajustados y mi mejor camisa de franela. Me estuve peinando durante casi una hora hasta lograr el aspecto perfecto e incluso me eché una base bronceadora de maquillaje en la cara. Cuando me mire al espejo me gustó el resultado, no era el hombre más masculino del mundo pero había apostado por mis características más femeninas, a lo mejor a Carol le gustaba ese contraste con los tíos con los que solía frecuentar.
Habíamos quedado en la plaza mayor a las 10, ella llego algo tarde, pero no me importó esperarla. Cuando apareció estaba imponente. Siempre había tenido un cuerpazo y desde luego le sabía sacar partido, llevaba unos ...
... pantalones cortos y una camiseta que dejaba al descubierto su ombligo.
—¡Hola! ¿Llevas mucho tiempo esperando?— me saludo Carol.
—No, acabo de llegar— mentí yo.
Se acercó a darme dos besos, su perfume era encantador, entre su olor y el tacto de su piel empecé a sentir mariposas en el estómago.
—¿Llevas maquillaje? —me preguntó, debía haberlo notado al besarme en la mejilla.
—Emmm... sí, es una base bronceadora, me pareció que me quedaba bien.
—Sí, estas muy guapo. Fijo que hoy ligas —bromeó con un guiño que hizo encogerse mi estómago de la emoción.
Mi plan para la noche era ir a un bar tranquilo a charlar con unas cervezas pero al parecer Carol tenía otros planes en mente:
—Vamos a ese nuevo pub musical que han abierto, hoy me apetece bailar.
—Claro, lo que prefieras —contesté. A mí no se me daba bien bailar, y esos pubs abarrotados me agobiaban bastante, pero la idea de bailar con Carol despejó todas mis dudas.
Mientras nos acercábamos al bar íbamos charlando de nuestras cosas. No pude evitar preguntarle por su reciente ruptura:
—¿Qué tal lo llevas estando soltera después de tanto tiempo? —pregunté.
—Fatal. No por Richi, era un capullo, pero con todo el curro que tengo últimamente no he podido hacer nada divertido, estoy que me subo por las paredes, necesito acción.
—No te preocupes, esta noche toca desconectar, ya verás que bien nos lo pasamos.
—Sí. Gracias por acompañarme hoy de fiesta, eres un gran amigo —dijo Carol, y acto seguido me ...