1. La mamá de Joaquín


    Fecha: 16/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... mami del cheto me devolvió el buen humor.
    
    De repente me entraron ganas de mear.
    
    —Che, dónde está el baño. —Le dije al cheto.
    
    —Mirá, metete en ese pasillo. La última puerta a la izquierda.
    
    —Joya, ya vengo.
    
    Fui hasta el baño. Cuando caminaba por ese pasillo, me dio la impresión de sentir en el aire un rico perfumito de mujer. Entré al baño, y mientras meaba, me di cuenta que alguien andaba por la casa, además de Joaquín y los otros dos tragas. Se escuchaba un sonido, como unos golpes de madera. Pensé que quizá los ruidos venían del cuarto de sus papás. Se me cruzó por la cabeza mandarme de una al cuarto, pero sólo fue una idea. No estoy tan loco.
    
    Tiré de la cadena y salí.
    
    —¿Y vos quien sos? —me dijo una dulce voz de hembra.
    
    Me di vuelta. La mamita de Joaco estaba apoyada sobre el marco de la puerta de uno de los cuartos. Me miraba corte inquisidora. Estaba terrible. Se había puesto una pollerita a lunares bien cortita. Arriba una blusa negra bien ajustada a sus tetas. El pelo negro estaba suelto. El pasillo estaba medio oscuro, pero sus ojos azules brillaban. Tremenda mujer.
    
    —Soy Sebastián. El Pitu me dicen ¿No te acordás de mí?
    
    —Ah, no te había reconocido. Estás distinto.
    
    La mina me miró de arriba abajo. Me acerqué para saludarla. Le di un beso en la mejilla. Su piel suavecita se sintió muy rica en mis labios. Y se me pegó un poco de su perfume.
    
    —Pensé que no estabas en casa. — le dije, tratando de disimular lo bien que me sentía de verla. ...
    ... —¿Cómo te llamás?
    
    —Andrea. — me contestó. ¡Por fin sabía el nombre de la mina que me volaba la cabeza! —Sí, estaba ordenando unas cosas. Los había visto llegar a tus dos compañeros. Me había olvidado que también venías vos.
    
    En ese momento me di cuenta de que tenía la respiración agitada, como si hubiese estando haciendo ejercicio.
    
    —Qué lindo nombre —le dije, haciéndome el canchero.
    
    Ella se hizo la boluda. Corte que no me escuchó.
    
    —Me dijo Joaquín que lo ayudaste cuando le quisieron pegar.
    
    —Ah ¿eso te contó? — dije yo, realmente sorprendido. Por dentro agradecí al cheto por hacerme quedar bien con su mami. El plan iba bien hasta ahora.
    
    —Sí, pero espero que a vos no se te ocurra pegarle de nuevo. — me dijo.
    
    —No, ni ahí. Está todo bien con el Joaco.
    
    Estábamos muy cerca. Ella seguía arrinconada sobre el marco de la puerta. Parecía una gatita asustada. Eso me gustó.
    
    Me di cuenta que me estaba poniendo al palo. Bajé la vista y comprobé que mi erección era muy vistosa. Cuando hice ese gesto, ella miró adonde yo había mirado. Luego levantó la vista, haciéndose la boluda.
    
    —Me gustaría que me prometas, que no sólo no lo vas a volver a lastimar, sino que lo vas a cuidar, como hiciste ese día.
    
    Me sorprendió su actitud. Era totalmente diferente a la fiera que me había encarado a la salida de la escuela. Faltaba que me suplique nomás.
    
    Tenerla así, tan cerquita, y encima pidiéndome que cuide a su nene, me puso más duro todavía. Apenas podía controlarme. ...
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