... compañera que a la tarde has quedado con una amiga, tienes que hacerme un recado”. El mensaje la dejó desconcertada, pero al mismo tiempo dentro de ella se encendió la mezcla de sorpresa y curiosidad. Después de todo, parecía que iba a haber sorpresa.
El curso se le hizo un poco más largo esta vez, esperando a que acabase, miraba constantemente el móvil. Avisó a su compañera que había quedado con una amiga y que no podía ir con ella esa tarde. Casi al final del curso recibió otro mensaje. “tienes un paquete esperándote a tu nombre en la tienda Vermiculita, calle Anglosfera 25. Date prisa, cierran a las 7:30”.
En cuanto acabó el curso cogió un taxi y le dio la dirección al taxista. Al llegar pudo comprobar que se trataba de un sex-shop, pero lejos de ser un sórdido local, parecía más un pub a la moda. Echó un vistazo al entrar pero directamente se dirigió al mostrador.
―Hola, creo que tenéis un paquete para mí.
―Su carnet, por favor.
―Ah sí, claro.
La chica del mostrador sacó una caja y una bolsa que puso sobre el mostrador.
―Esto es.
―Gracias, ¿cuánto es?
―Nada, ya lo pagó el señor.
Asintió al tiempo que la chica le lanzaba una sonrisa y le daba las gracias.
Volvió a llamar a un taxi, y cargada con el paquete y la bolsa volvió al hotel. Mientras circulaban por la ciudad estuvo tentado de llamarle, pero pensó que si había un guion establecido que ella desconocía, sería mejor seguir el juego. Al fin y al cabo, a ella siempre le gustaban las ...
... sorpresas.
Al llegar al hotel sonrió a la recepcionista y esta la detuvo.
―Señorita, tengo un mensaje para usted- le dijo, mientras le alargaba una nota con la misma sonrisa del día anterior.
“Cuando lo recojas, me mandas un mensaje. No lo habrás hasta que te lo diga yo por teléfono”. Subió a la habitación pensando en que su impaciencia no la iba a dejar aguantar sin abrirlo hasta entonces. Cuando iba a abrirlo, sonó el móvil, era su compañera preguntando si iba a cenar en el hotel o con la amiga con la que había quedado. Le dijo que bajaría enseguida. Le envió un mensaje a él confirmándole que había recogido el paquete, “Después de cenar subes a la habitación y lo abres. Mándame un mensaje cuando abras todo” fue la respuesta que le envió.
Durante la cena no pudo dejar de pensar en el paquete. Era evidente que no era un relato, una caja y una bolsa dan para guardar algo más que unos papeles. Supuso que sería algo picante, viniendo de donde provenía … En cuanto acabó el postre le comentó a su amiga que iba a subir a la habitación, debido al cansancio y que aprovecharía para llamar a casa.
En cuanto entró en la habitación, se dirigió a donde tenía guardados el paquete y la bolsa. Los puso encima de la cama y comenzó por el paquete. Al abrirlo pudo comprobar que contenía una caja de zapatos y otro paquete más pequeño. Los zapatos, negros, tenían un tacón afilado, bastante mayor de los que solía utilizar ella habitualmente. Eran incluso más altos que los zapatos que ...