Después de varios meses de pandemia, de a poco se va normalizando todo, retornando al trabajo y las actividades in situ.
Mi mujer de a poco vuelve a hacer las inspecciones en el río, tomándose una semana fuera de casa para realizar este trabajo de campo.
Con estos viajes, mi mente comienza a volar e imaginar a mi mujer teniendo relaciones ocasionales con otro hombre o con varios.
Elizabeth es una hermosa mujer de unos 48 años, que se nota que de joven fue escultural mente bonita. De una estatura media con una cabellera rubia, ojos marrones y un cuerpo perfectamente contorneado. Tiene unos pechos hermosos, con unos pezones en forma de almendras, que cualquiera desearía saborear. Una cintura bien marcada, y un trasero espectacular.
Cuando salíamos más de jóvenes, a su paso, siempre veía que los hombres volteaban la vista y no dejaba de mirarla.
Hoy casi con 50 años, también sigue despertando las miradas de los hombres.
No ha perdido esa sensualidad de mujer deseable para cualquiera.
Como cada viaje, nos mensajeamos un par de veces al día. Generalmente por la mañana y por la noche.
En un de esos mensajes, me cuenta que el capitán de la embarcación, la dejó por unos minutos timonear la misma.
Con mucha alegría y entusiasmo, me relata la aventura, cómo niña con jueguete nuevo...
_ Elizabeth se sienta en el sillón del capitán_
Pisa en el apoya pie para elevarse sobre el asiento y sentar su llamativo trasero en el sillón, mostrando sin querer la ...
... calza negra ajustada a su cuerpo.
No pasa desapercibido el movimiento, y el capitán cruza una mirada cómplice con uno de los tripulantes.
La tripulación de la embarcación está conformada por cuatro personas. Un marinero, un técnico, un cocinero y el capitán.
Ella toma el timón de la embarcación con sus dos manos y el capitán la ayuda a tener confianza, moviendo el timón de un lado a otro cuanto fuera necesario.
En uno de los movimientos el hombre apoya su mano sobre la de ella y la ayuda a mantener el curso,
Aprobechando la oportunidad, el capitán, no soltó su mano por un instante, queriendo de alguna manera interactuar ese pequeño contacto con ella. Mientras tanto le va explicando algunas técnicas básicas del manejo.
Entre la alegría de estar frente al timón. Ella le pide a otro de los tripulantes que le saque una foto con el móvil. El capitán se aleja, pero ella le dice..
_No te vayas, saquémonos la foto juntos. Jajaja.
Así que el capitán se acerca con una sonrisa. Éste se aprovecha de la situación y le vuelve a agarrar la mano que estaba en el timón. Para sentir otra vez la piel Elizabeth.
Luego de unos minutos de navegación, Elizabeth baja del sillon y muy feliz le da un abrazo de afecto al capitan como recompensando el gesto.
Uno de los tripulantes esboza una sonrisa al ver esta situación y comienza a mirar a Elizabeth con otros ojos.
Estaba claro que entre los hombres de la embarcación, Elizabeth estaba despertando instintos de deseo y ...