... realidad. Pero eso es otra historia para más adelante.
Volví en mi y por un momento pensé en lo que pensaría mi madre si supiera que su hijita iba a ser follada por un chico moro de 15 años. Seguramente le daría un ataque, pero en realidad eso me dio más morbo aún. Ví como mi tanga me caía por debajo de las rodillas y me dejaba indefensa y totalmente desnuda solo a merced de mis calcetines de dibujos para tapar mis vergüenzas. Mientras tanto el intentaba aprovechar el tiempo y me agarró las tetas con las dos manos y me estrujaba fuerte mientras me insultaba en una mezcla de español y árabe. Yo era bastante más alta que el así que me agachada para que me emitiera su lengua en mi boca mientras me abrazaba y me amasaba el culo con las dos manos. Entonces dirigió su tiesa pero bastante pequeña polla a mi coño y me la empezó s meter, sentí mucho dolor y crispación. Menos mal que no la tenía muy grande, después de un rato de torpes movimientos de mete saca, durante cuales la puerta del tercero se abrió haciendo mucho ruido y nosotros nos quedamos asustados escuchando, después fui corriendo con las tetas al aire para rcoger mi ropa y fuimos a un rincón oscuro del portal. Menos mal que era amplio y no había más luz que la natural que entraba desde fuera. Nos escondimos detrás del amplio contador, o eso parecía. Después de un rato sin movernos siquiera, bajó una señora menuda y se dirigió a la puerta. Yo asomando la cabeza me puse casi en pompa. A lo que el desgraciado ...
... aprovechó para seguir follandome donde lo había dejado. La sorpresa me sobresaltó pero seguí vigilando a que la señora se fuera.
Moha me cogió de la mano y me llevó justo donde la señora había estado un minutos antes y me puso a cuatro patas, aquello comenzaba a ser quizás demasiado humillante, pero apenas pude moverme cuando empezó a montarme, jamás había imaginado que sería algo parecido a esto. Se esforzaba mucho, y pronto la follada se convirtió en algo más y más frenético hasta que un golpe sordo empezó a escucharse por el portal, el ruido que hacia al chocar contra mi culo, empezaba a perder la noción de placer al ser usada y humillada a cuatro patas en aquel sucio sitio, a mi pesar aquello duraba demasiado y ya no servía de nada que me mordiera el labio, así que empecé a gemir cada vez más fuerte, estaba pensando hasta cuando sería capaz de seguir cabalgandome, en los últimos momentos de la follada, sentía su sudor complementarse con el mio, me cogía del pelo con violencia y no paraba de llamarme puta, además de los supuestos insultos en su idioma. Estabamos sudando a pesar de que estabamos en marzo y no hacía nada de calor, supongo que se trataba de estar haciendo tanto ejercicio a un sitio tan mal ventilado. Moha me cogía del pelo con una mano y seguía montandome como si le fuera la vida en ello. Con la otra mano empezó a pegarme en el culo, los azotes resonaban cada vez más, además ninguno de los dos hacía ya nada para mantener en secreto nuestra posición, yo cada vez ...