En el capítulo anterior José, ahora convertido en Josefina gracias a un brazalete mágico, comenzó a rehacer su vida, pero no contaba con que sus nuevos instintos le hicieran caer rendida a sus más profundos deseos.
De verdad parecía una pesadilla, no podía controlar mis instintos. Yo solita me fui a meter al departamento del negro Jean. Ahora estaba bailando al ritmo de sus canciones que tanto odiaba en el pasado.
- Perrea mami, baila esas nalgas blancas. - me decía Jean mientras movía mi culo contra su bulto. Sus manos me tenían las tetas todas manoseadas.
- Hmm, así perrita. - soltó mis tetas para poner sus manos en mi cintura. Me hacía dar movimientos más bruscos de arriba a abajo. Sentía su bóxer húmedo contra mis nalgas.
Comenzó a sonar otra canción, al parecer él no pretendía apagar su música.
- "Cuando se desplaza es una locura, provoca calentura y
Cuando su cintura hace una ruptura su cuerpo se estimula"-
- Jaja, te hacías la interesante y mírate ahora. Bailando como una cualquiera.- me hacía sentir tan humillada, ese tipo tan violento y que tanto despreciaba me estaba excitando.
Yo ya me estaba empinando para él, sacaba mis nalgas totalmente para que pudiera rozarme la verga a placer.
- "Quiébralo, rómpelo y aplástalo, bátelo
Qui… quiébralo, rómpelo y aplástalo, bátelo (rómpelo)" -
Entonces me agarró más fuerte. Comenzamos a bajar juntos, flectando las rodillas hasta casi tocar el suelo. Como hombre nunca lo hice y ahora como mujer ...
... estaba perreando en menos de una semana.
- Menos mal se fue el llorón de al lado y llegó un hembrón tan rico.- decía Jean sin darse cuenta que éramos la misma persona. Me hacía sentir furia que me tratara como llorón sólo por pedirle que bajara un poco la música.
Sin embargo no podía dejar de bailar, mi cuerpo se rendía ante él.
La canción era repetitiva. No tenía gran contenido, pero nos servía para darnos el ritmo y seguir bailando. Sentía mi tanguita ya muy empapada. Sus constantes manoseos y el roce con su bulto me tenían en llamas.
Cuando acabó la canción me hizo voltear, me agarró del culo y me apegó a él. Pude sentir mis tetas aplastándose contra sus poderosos músculos.
Intentó acercar su boca a la mía y me negué. Se comenzó a reír de mí ya que estaba dispuesta a coger, pero no a darle un beso.
- Jaja ya me vas a entregar esos labios después de que te deje esa conchita aplaudiendo de placer.- nuevamente me hizo ruborizar, no entendía como podía estar excitándome con ese animal.
Me levantó desde las nalgas. Tuve que abrir mis piernas, ya que me elevo en el aire. Con algo de miedo me colgué de su cuello cruzando mis manos detrás de su nuca.
Me hacía sentir débil, inferior. Pero inferior en el aspecto de que yo como hombre nunca fui capaz de tener tanta fuerza. Me tenía sujeta como si me tratase de una pluma.
- "Arrebatao' dando vuelta' en la jeepeta (dando vuelta' en la jeepeta)
Al lao' mío tengo una rubia
Que tiene grande las teta' (grande ...