... Así... llénalo de besos, agradécele la culeada que te va a dar.- me calentaba cada una de sus palabras, sabía que ese negro me cogería sí o sí esa noche.
Le di más besos, imaginando como me haría estallar de placer más adelante. Mis labios se llenaban de preseminal y ese intenso sabor.
Con mis manos lo masturbe de manera suave, mientras abrí mi boca para meter ese enorme glande dentro de mí.
- "Me encanta, ah
Le echo más de cinco
Y me aguanta
Ella es mi planta, ah"
La canción me animaba y seguía su ritmo para succionar ese glande tan gordo. Podía ver la expresión de placer del negro. Lo pajeaba mientras se la chupaba.
La saqué un rato, con la lengua afuera comencé a azotarla yo misma contra mi rostro. Me daba golpecitos en la lengua. Él moría de placer.
- Estas enamorada de la verga, rubia. Te estás ganando una buena metida más rato. - él estaba encantado por la excelente atención que le proporcionaba a su pene.
Con su mano jaló de mi cabello y me alejó de su pene.
- Anda rubia, has estado muy calladita. Dime lo que quieres.- me dijo riendo, yo estaba aún con la lengua afuera. La metí para hablar.
- Quiero tu pene, es muy grande... me gusta mucho. - confesé tartamudeando, con el rostro muy rojo por la vergüenza que me provocaba decir esas palabras.
Se comenzó a reír y soltó mi cabello. Pude volver a acercar mi rostro a su verga para chuparle la cabezota.
Me costaba meterla, era muy grande. Mis labios se ajustaban al tronco de su ...
... pene, nunca creí que existieran miembros así fuera del mundo del porno.
- Así rubia, se nota que tienes experiencia chupando vergas. - decía encantado. La realidad es que yo sabía los puntos débiles de un pene porque en el pasado tuve uno.
Deje de masturbarlo para llevar mis manos a sus grandes, colgantes y peludos huevos. Se los comencé a acariciar mientras seguía succionando su miembro.
Estaba dando todo de mi, por alguna razón deseaba satisfacer a ese hombre. Él me miraba encantado, me acariciaba la cabeza, como cuando recompensas a una mascota por hacer bien su trabajo.
- Hmm rubia mamona, me quieres sacar toda la leche de los huevos.- me decía mientras yo continuaba mi faena.
La lamía, besaba, chupaba. Usaba todo mi repertorio en contra de esa poderosa verga. Pero me faltaba usar mi arma más poderosa.
Agarré mis pechos y comprimí su pene con ellos. Me sorprendió ver que su pene se asomaba de igual forma. No desaparecía como con Julián y Ernesto.
- Hmm que rico hot dog estás haciendo. - dijo riendo, viendo su pene asomado entre mis tetas.
Comencé a mover las tetas rítmicamente de arriba a abajo. Ya no me concentraba en la letra de las canciones, sólo en el ritmo para continuar satisfaciendo a mi negro.
Tenía una resistencia increíble, me quedé moviendo las tetas de arriba a abajo durante 10 minutos y él no aparentaba signos de tener su orgasmo. Me agarro de la cabeza y acerco mi boca a su miembro. Entonces le lamia el glande mientras le hacía la ...