Mi nuevo esclavo (Cap. 2): Adiestrando al gusano - Relatos Eróticos

Mi nuevo esclavo (Cap. 2): Adiestrando al gusano

Ese que al comienzo solo vino a mi por ayuda ahora era un simple y vil gusano rastrero prácticamente ya sin derecho ni de respirar, ni mucho menos defecar en un baño, ahora le había arrebatado hasta el último ápice de voluntad a tal grado que si le he dado una orden y me marcho un momento y el no termina en el tiempo marcado el mismo se flagela psicológicamente para después suplicar con lágrimas mi perdón enjuagando los pies de su Emperatriz.

Hoy le he estipulado que al llegar de su trabajo esté cansado o no, tenga ganas o no, debe llegar y dedicar su tiempo a limpiar la casa a fondo, prácticamente desde los techos hasta los pisos de cada cuarto sin dejar ni un rincón que permita alojar la más diminuta brizna de polvo. Mi esclavo aunque tenga deseos de echarse a descansar en el suelo tan solo cinco minutos no le es permitido, ya que ha descansado en el trayecto de camino desde su trabajo hasta la casa de su Emperatriz, en la cual debe entrar a cuatro patas buscando los pies de su Majestad y así poderlos adorar y besarlos después de estar lejos de ellos por varias horas. una vez habiendo adorado los pies se encuera para de rodillas a cuatro patas ponerse a cumplir con la limpieza, ya que mientras no termine no podrá dormir.

Desgraciadamente para él cumplir con el aseo le robó dos horas de sueño terminarlo, sin embargo al mismo tiempo terminar todo le salvó de recibir un castigo ejemplar por desobediencia a la orden de su Ama. al gusano aunque le está costando adaptarse ...

... a su nuevo estilo de vida no desea dejarlo ya que en primer lugar se le ha cumplido su mayor deseo que es servir a una dama y en segundo lugar está aprendiendo actividades domésticas que jamás realizó personalmente.

Al aparecer los primeros rayos del sol, he despertado sintiendo un cosquilleo en los pies, abrí los ojos y noté que era mi esclavo lamiendo mis pies para despertarme dulcemente y así avisarme que estaba listo el café junto con mi desayuno. Enseguida se retiró para que su imperial Majestad se alistara para desayunar.

Cuando su divinidad llegó al desayunador, el gusano le sirvió sus alimentos y mientras tanto el lamía y adoraba los pies de su dueña una vez más en agradecimiento por el entrenamiento que como perro doméstico debe saber. Al terminar el desayuno el Ama se retiró para arreglarse y salir a pasear mientras que su esclavo se quedaba en casa fregando la loza y dejando brillando el suelo que su Dueña había pisado.

Unas cuantas horas transcurrieron y su Emperatriz regresaba con algunas bolsas de compras hechas del centro comercial. Había llegado en compañía de una amiga suya y al momento de abrirse la puerta de la casa la dueña chasqueó los dedos, señal que el gusano sabía que era el momento de saludar a su Dueña besando sus pies, y en esa ocasión también los de su amiga. Una vez que adoró los pies de ambas damas se le ordenó guardar lo comprado en su lugar correspondiente; orden que él gusano obedeció al instante.

Habiéndose retirado el gusano, la ...