1. La sumisa en mí


    Fecha: 31/07/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: C.Dee.L.C, Fuente: CuentoRelatos

    Una tarde estaba aburrida no sabía qué hacer, así que entre a un chat. Comencé chatear con varios chicos a la vez hasta que uno despertó mi curiosidad. Sus preguntas no fueron las misma de siempre me estaba cautivando con lo que escribía. Iba despertando un lado en mí que jamás pensé que tenía. La sumisa en mí se estaba adueñando y me asustó un poco ya que no sabía cuan latente estaba en mí. Con él me fui envolviendo al punto que estaba dispuesta a ser su sumisa y solo de él. Experimenté sensaciones que no creí jamás conocer. Estaba decidida a ser sometida a sus placeres, perversidad y morbo.
    
    El tiempo iba pasando y mi curiosidad iba en aumento. Empecé a comprar diferente juguetes sexuales al igual que lencería sexy. Él mantenía mi curiosidad latente así que hice lo inesperado fui a visitarlo en mis vacaciones. Quería sentirme suya sin inhibición alguna. Que disfrutará de la sumisa en mí y yo de su dominación total de mi cuerpo y placer.
    
    Llegamos a su apartamento y la verdad sentía como la timidez se hacía presente. No lo miraba a los ojos; la verdad quería salir corriendo de aquel lugar, que se convertiría en nuestro refugió sexual. El noto como había cambiado y para romper el silencio me dio una nalgada fuerte. La misma me hizo gemir con un gusto inexplicable. Lo mire con mis ojos entrecerrados porque aún sentía mi cuerpo vibrar. El que se convertiría en mi amo no disimulo la lujuria que desperté en él. Agarro firme del brazo, pero sin hacerme daño. Me acomodo en el ...
    ... descansa brazo del mueble boca abajo quedando mi abdomen en el mismo. Subió la falda que traía puesta dejando mi ropa interior a su vista, un tanga blanco de encaje cubría mis nalgas. Se acomodó detrás y con suma delicadeza me fue bajando la braga. Mientras lo hacía acariciaba, apretaba y cuando bajó lo suficiente no dudo en morder mis nalgas. Buscó la posición perfecta para ver mi feminidad. No sabía a qué me exponía con él, pero mi cuerpo y mente tenía sed de saber cómo sería estar bajo su control.
    
    No tendría que esperar mucho su castigo llegó de repente. Primero con unos leves azotes en mis glúteos, luego la intensidad iba en aumento. Así mismo mi feminidad se iba humedecido. Estaba tan envuelta descubriendo nuevas sensaciones de placer con dolor que comencé mover mis caderas. Desde que comenzó el castigo él no había dicho nada, hasta en ese momento que me dijo —Ufff, y yo pensando que ibas a ser una sumisa domesticada.— sus palabras me hicieron estremecer en mi interior. Sentí un alivio momentáneo en mis glúteos, pero inmediatamente fue sustituido por un ardor diferente. En la sala retumbó el sonido de cuero sobre mi piel junto con sus palabras —Te mueves cuando yo te dé el permiso.— en ese momento sentí como mis latidos aumentaron de una manera irracional. No lo voy negar sentí un poco de miedo, pero mi bellaquera nublaba mis sentidos. Después de unos correazos y sentir mi trasero arder, mi vagina contraerse y continuar mojada mi amo me dijo —Ve al cuarto de invitados ...
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