Esclavas del mar
Fecha: 24/06/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos
-Qué preciosa es la vista desde acá arriba ¿verdad? -Me comentó Gino.
-De verdad que sí mi amor… me encanta como se ve el mar -le contesté yo, viendo por la ventana el paisaje que se presentaba debajo de nosotros.
Mi nombre es Noelia, tengo 27 años de edad, y me encuentro en ese momento montada en una pequeña avioneta junto con mi prometido Gino en rumbo hacia Gran Roque, la isla más grande del archipiélago de los Roques. Faltaban escasos 15 días para nuestra boda, la cual se celebraría en dicha isla más específicamente en la casa de mis suegros tienen para vacacionar en la isla. Mis suegros la habían adquirido hacía dos años atrás, y hacía seis meses que habían terminado de remodelarla. Íbamos en la pequeña avioneta junto con mis suegros y unos amigos de estos, quienes también estaban invitados a la boda y que también tenían propiedades en la isla.
A los pocos minutos aterrizamos y el grupo completo nos fuimos a la casa de mis suegros transcurriendo dicho viaje en total normalidad, con varios de los amigos de mis suegros recorriéndome con mirada lasciva tal y como lo venían haciendo desde que nos reunimos en Venezuela para abordar la avioneta e iniciar este viaje. Yo la verdad ya estaba acostumbrada a estas miradas, ya que soy consciente de que soy una mujer con un cuerpo bastante explosivo. Soy alta, de 1.70 metros, blanquita, con una piel bastante tersa y suave, con un rostro muy bonito adornado por una cabellera negra como el azabache así como también larga (un ...
... poco más abajo de la mitad de mi espalda), lisa y suave como la seda. Mis medidas son 105-60-95, con unos senos bien paraditos, duros y redondos, tan naturales como el agua del mar (aunque suelen confundirse y decir que son operadas), una cintura bastante curva con el abdomen plano y para finalizar unas caderas anchas con una cola bastante canosa y redonda, todo esto sostenido por unas piernas de muslos carnosos, torneados y bien definidos. Este cuerpazo es cuidado por mí llevando una rutina de ejercicios que sigo casi a diario.
Llegamos a la casa de mis suegros a eso de las seis de la tarde. Era una casa hermosa y bastante grande la cual quedaba prácticamente a orillas del mar, inclusive tenía su propio puerto privado el cual estaba anclado un yate no muy grande pero que si se veía bastante lujoso y bonito. Los amigos de mis suegros se fueron a sus respectivas casas mientras que nosotros nos quedábamos desempacando las cosas, ayudados por la gente de servicio que mis suegros tenían en dicha casa. Si no se habían dado cuenta, mis suegros son bastante adinerados, eran italianos dueños de una gran cantidad de negocios en Venezuela, por lo cual podían permitirse muchísimos lujos. Gino manejaba gran parte de los negocios de sus padres, y lo hacía bastante bien, tan bien que pasó a ser el hijo favorito de mis suegros. Antonina, mí cuñada, si era un caso perdido, ya que se metía en muchos problemas desde muy niña, típica actitud de las niñas sifrinitas y adineradas de mi país. ...