El crucero (03): La primera noche
Fecha: 18/06/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: kimbocat, Fuente: CuentoRelatos
Al llegar, Nuria da un par de besos a los dueños de tu amigo, y tras sentarse empiezan a hablar, a reír. Tenían ganas de conocer a la jinete que cabalgo a su madre hasta hacerle ganar la gran carrera de las mamas, Nuria les cuenta cada detalle, cada sensación, y ellos le explican la sorprendente historia de sus esclavos, “rabo” era el marido de Rosa, aunque antes de la boda ella ya tenía claro que lo que más deseaba su novio, era ser su esclavo, su perrito faldero. Su verga se endurecía más y más cuando lo azotaba, lo insultaba, cuando se traía algún amigo con el que follar mientras “rabo” de rodillas los miraba, luego la lengua del esclavo limpiaba el coño de su ama, la verga de su amante y cualquier resto que hubiese quedado en la cama o en el suelo. Uno de estos amantes fue Juan, con el que Rosa enseguida congenió, a la segunda cita, él ya trajo a “cornuda” una hermosa venezolana a la que conocía desde sus tiempos de universidad, una chica que tras unos meses saliendo con él, le confeso que lo que más deseaba era ser sumisa, le excitaba que la penetrase encadenada a la cama, el sudor de la espera antes del primer latigazo, sentir sobre su piel un trozo de hielo derritiéndose o el fuego de las gotas de cera de una vela.
Tras unos meses, Rosa y Juan decidieron ir a vivir juntos, y aparearon a sus perritos, la ceremonia fue en un salón privado donde tras una sesión de látigo, con sus espaldas, culos y pechos azotados hasta sangrar, les hicieron follar sobre unos viejos ...
... tablones rugosos y claveteados. Tumbaron a “cornuda” sobre la madera, ella gimió un poco cuando las astillas se clavaron en su espalda llena de verdugones, luego hicieron subir sobre la hembra a “rabo” que totalmente empalmado clavo al instante su verga en la mujer, mientras temblaba con cada nuevo azote que le daban sus dueños.
Entre lágrimas de dolor y vergüenza, cornuda se corrió de placer con aquella verga sumisa golpeando una y otra vez su coño, Juan le ordeno que girase la cara, quería disfrutar de sus lágrimas, sus mocos, del temblor de sus labios, mientras rabo seguía fallándola una y otra vez. Por su parte Rosa, embutió de un golpe un consolador de castigo en el culo de su marido al mismo tiempo que Juan se corría sobre la cara de su perra. Y así empezó su historia. Mientras hablan, tú sigues de pie, escuchando y excitándote con cada una de sus palabras, con cada situación que tu imaginación te hace vivir en ti, estás nerviosa, inquieta, te muerdes los labios, mientras no sabes que hacer, donde mirar, allí de pie, desnuda e ignorada por todos. Juan te silba y con el dedo te indica que te acerques, tu miras a tu dueña y ella con un manotazo en tu culo, te dice que a que esperaras para obedecer a tu amo, él magrea tus tetas, pellizca tus pezones, luego baja su mano hasta tu coño, agarra con fuerza tu vello y de un tirón te hace caer sobre rabo y cornuda.
Sollozando te enroscas junto con ellos, el camarero trae la carta, Nuria, Juan y Rosa van eligiendo platos, ella ...