Mi hermana, mi ama (Parte X) - Relatos Eróticos

Mi hermana, mi ama (Parte X)

... cuatro patas y aguantando el no correrme, porque si, estaba a punto, ni yo lo puedo explicar, pero así era.

Me fui acercando a ella y mientras lo hacia ella se puso de pie, se quitó la falda, la dobló con delicadeza y se volvió a sentar, la MUY PUTA no llevaba bragas.

Metí mi cara entre sus piernas y empecé a comérselo como si me fuera la vida en ello, uhmmm, como olía, y como sabia, ufff, me iba a correr solo con el olor, pero ya con el sabor no pude aguantarme.

Lola: Aggg, sigue PUTA, ufff, como lo comes, tu hermana lleva razón, (en ese momento me di cuenta de que ella era algo más para mi hermana, pues la tuteo), ufff, sigueee, me corroooo.

Y yo no sé si por los celos que me entraron o porque no me pude aguantarme, solté un grito que se oyó hasta en la Alhambra.

Esther: Aggg, me corrooo aggg.

Conforme me recuperé de la corrida, me puse de rodillas con los talones en apoyados en el culo, como una buena SUMISA, contemplando como Lola con los ojos cerrados y con una cara de felicidad difícil de explicar, se recuperaba del intenso orgasmo que acababa de tener.

En ese momento sonó un claxon, y supusimos que sería el taxista.

Lola: Dame las llaves yo cerrare la puerta y sal fuera y espera en el taxi, que yo me tengo que adecentar un poco.

Sin decir nada me incorporé, y andando de prisa, bueno lo que me dejaban los tacones, porque aún no estaba acostumbrada a ellos, salí de mi casa y efectivamente al abrir el portón el taxista estaba ya allí.

Me ...

... subí junto al asqueroso y viejo taxista, porque cada vez que lo veía cada vez me parecía más asqueroso, pero también se me humedecía el coño, solo con pensar lo que iba a tener que hacer.

Nada más subirme el cabrón del taxista me miro con una cara de vicio que no había por dónde cogerla, pero sabía muy bien que no podía tocarme hasta que la que fuese atrás se lo autorizase, y Lola aún no había salido.

A los cinco minutos más o menos apareció Lola, y sin saludar si quiera le dijo al taxista la dirección donde íbamos, que no era otra que la del sex-shop.

Conforme el taxista arranco, lo primero que hizo fue pedir permiso para tocarme.

Lola: Puedes tocarle el coño, pero las tetas hoy no, su AMA, la quiere limpia y sin manchas, pero sí que te la chupara, un trato es un trato.

Tardamos unos diez minutos en llegar, pero esta vez el taxista no se quiso arriesgar, pues a esa hora ya había mucho tránsito, y se conformó con el magreo de coño que me había dado todo el camino.

Yo suspiré aliviada, pero a la vez, aunque parezca mentira desilusionada, como podía desear chupar algo tan sucio y asqueroso como la polla de ese viejo taxista.

Lola: Esta vez te has librado PUTA, pero no siempre vas a tener esa suerte, vamos para la tienda a esperar a tu AMA, y al resto, a ver como ha pasado la noche la GUARRA de mi cuñadita.

Otra vez en menos de cinco minutos había usada las palabras tu AMA y no nuestra AMA, y eso me dolía, porque confirmaba que Lola no era una más.

No ...