Siguiendo las órdenes
Fecha: 21/05/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Sus órdenes habían sido claras -no vas a mirarme a menos que te lo permita, si lo haces te castigare!
-si, señor- respondí, aún tratando de entender que era lo que estaba haciendo al aceptar las órdenes de quién hasta ese momento era un desconocido.
Los días previos al viaje en el que lo conoceria, fueron de una ansiedad extrema, me preguntaba a mí misma de dónde venía esa necesidad de sometimiento, de dolor, que me hacía desear ser propiedad de ese, hasta entonces extraño. Tenía miedo pero mis deseos eran más fuertes.
Llego el día del viaje, tenía órdenes precisas de lo que debía hacer, el me esperaría a mí llegada y me llevaría a su departamento para "probarme" por primera vez.
El viaje fue largo y al llegar, seguí sus instrucciones, me subí a su auto, sin mirarlo, sin hablarle, sin saber quién era, lo que sabia de él era por sus fotos, su voz y el poder de sus palabras y todo lo que conocía me había hecho necesitarlo, y viajar hasta él...
Ya en su auto sentía como me miraba, y podría apostar que el me escuchaba desde la respiración hasta los latidos de mí corazón, sin previo aviso metió sus manos debajo de mí camisa y apretó tan fuerte mis pezones que el dolor se mezclaba con el miedo y la necesidad de saber hasta donde llegaría y que pasaría, bajo sus mano hasta mí, ya, húmeda, concha y me tocó como si supiera quién era yo, con precisión, con ansias de explorar, lo que él ya sabía sería suyo para siempre.
No podía mirarlo, no podía hablar, no podía ...
... emitir sonidos, hasta que en un momento desabrochó su pantalón, me tomo del pelo y sin siquiera un hola sentí como su verga penetraba mí garganta, yo que casi no tenía experiencia con esa práctica solo podía pensar en hacerlo bien, no quería que mi señor sintiera que yo no era lo que el necesitaba, mientas conducía tenía sexo con mí garganta y yo sentía como me mojaba cada vez más, si así se sentía en mí boca, no podía esperar sentirla dentro de mí concha.
En un momento detiene la marcha, me dice que me bajará, y su voz, me penetro la cabeza, tal vez con más fuerza que su verga a mí boca.
Obedecí, y seguí sus indicaciones sin mirarlo, nada deseaba más en ese momento que verlo, pero no lo miré, solo sus pies mientras caminaba delante de mí marcandome el camino. Llegamos a una puerta y entramos, sabía lo que debía hacer y lo hice, me quite toda la ropa y me arrodillé, era la primera vez que me ponía de rodillas ante alguien, era la primera vez que sentía el frío del suelo mientras el resto de mí cuerpo ardía.
Me puse de rodillas besé sus pies, chupe su verga de la mejor forma que pude, mientras el me preguntaba cosas que solo podía responder con un si o un no, seguida de la maravillosa y mágica palabra: Señor.
Y llego lo que esperaba, lo que necesitaba, me dijo -ponete de pie y apoyate contra la mesa- y así, en un acto salvaje y desesperado, entro en mí, sentí como si fuera la primera vez que alguien lo hacia!
Estaba siendo penetrada por alguien a quien sin conocerlo, ...