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La esclava sin Ama
Fecha: 19/05/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... durante cada descanso… Cuando él le dijo que se lo regalaba, ella se negó… Siempre pagaba el precio completo por su tortura. En ese momento sonó el timbre de la puerta y Carolina se arrastró hacia la puerta para dejar entrar al repartidor de pizzas... Cuando abrió la puerta para coger pizza, el repartidor vio a una esclava desnuda con tatuajes degradantes por todo el cuerpo y el collar de esclavitud. Supo que no estaba bromeando porque ella pedía una pizza todas las semanas, que debía estar cubierta por encima de esperma… Y cada semana, tras pagar, le daba como propina al repartidor, una mamada… Por eso el repartidor ya se había desabrochado los pantalones y dejó la pizza sobre la mesita de la entrada mientras ella tragaba su polla como si su vida dependiera de ello. Todo terminó en un instante y el repartidor cogió el dinero, le escupió y se fue antes de que ella terminara de tragarse el semen de su corrida. Un escalofrío recorría a Carolina cada vez que la usaban de esta manera… Se sentía cómo un Kleenex que respiraba para que el repartidor vaciara su esperma en su boca... Esta sería la última polla que vería y probaría en una semana. Se arrastró hasta la caja donde estaba la pizza y la abrió… Al pasar la mano por encima de ella notó que la pizza estaba toda cubierta de esperma y Carolina succionó la masa empapada mientras aún estaba tibia. Cuando terminó de cenar, llegó el momento de comenzar el entretenimiento nocturno para ofrecerselo a sus ...
... seguidores… Ella se preparaba diferentes torturas todos los días, a veces eran más degradantes, a veces más dolorosas… Esta noche iba a ser una noche dolorosa. Carolina colocó la mordaza de pene más grande que cabía en la mordaza del anillo y configuró la cámara para que su audiencia pudiera verla. Puso una bolsa en el suelo que estaba llena hasta el borde de pinzas de cocodrilo... Eran fuertes y mordian sin piedad… Se había gastado cien euros ese día y decidió usarlos todos esa noche. Cuando la primera pinza mordió su teta, sus ojos ya se llenaron de lágrimas y supo que iba a tener una larga noche de sufrimiento y dolor. Una a una, cada pinza mordió la carne de sus tetas y una vez que no pudo encontrar más espacio para ellas miró hacia abajo en la bolsa y vió que todavía le quedaban 20. Su mano tembló cuando cogió la siguiente pinza y bajó a su coño… El dolor era cegador cuando le mordió el labio… Respiraba con dificultad y tuvo que recobrar la compostura antes de ponerse otra pinza. Lentamente, sus labios se pincharon con una pinza tras otra y una vez que no pudo encontrar más espacio, buscó con su mano en la bolsa… Todavía quedaban tres. Sollozando, las recogió y se las puso en su clítoris... Carolina se sacudió de dolor y aguantó hasta que el dolor disminuyó… Ella respiraba muy pesadamente. Treinta minutos… Ese fue el tiempo que se había comprometido así misma mantenerlos mordiendole sus pechos, labios vaginales y clítoris. Justo cuando estaba a punto de ...