Mi nuevo esclavo (Cap. 4): Mi esclava en potencia - Relatos Eróticos

Mi nuevo esclavo (Cap. 4): Mi esclava en potencia

... mi Señora”, desde ahora será como solo usted disponga poniendo mi vida a sus pies.

No podía creer lo increíblemente sencillo que había sido convertir a mi amiga en mi fiel y arrastrada esclava en tan solo 3 días al mismo tiempo que le hice creer que su marido no le tomaba en serio mientras que la verdad es que él deseaba ser su esposo y no tener una Domina como esposa, sin embargo la hábil manipulación que utilicé fue suficiente para confundir sus ideas y así pasar a ser mía definitivamente.

Había sido la domesticación más sencilla que había logrado en el tiempo que llevo como Domina y viendo lo fácil que es confundir a la que en su momento fue mi mejor amiga, ahora tocaría hacerla creer que debería convertirse y cambiar sus inclinaciones hacia las mujeres ya que con el sexo masculino solo había recibido burlas y no la toman con seriedad. Sin embargo ahora lo más apremiante era afianzar su recientemente descubierta esclavitud.

Esa misma tarde me dirigí a mi despacho para encender mi computadora y comprar en línea todo lo necesario para que la conversión fuera permanente y completa, la compra incluía un comedero con dos platos integrados que permitía despachar la cantidad justa tanto de alimento como de agua al día de manera automática y con una alarma anunciaba que se estaba terminando, también eran necesarias las muñequeras, tobilleras y collar las cuales forman el uniforme completo de un esclavo.

Se me ocurrió comprar un hueso para que mi nueva esclava pudiera ...

... mordisquear en algún instante mientras estuviera echada a mis pies alguna tarde por si de manera repentina se me ofrecieran de sus atenciones serviles.

Al siguiente día por la mañana llegó una camioneta de servicio de paquetería la cual traía las compras efectuadas para que mi perra utilizara desde ese mismo instante.

Al momento que la paquetería se retiró llamé a mi esclava para entregarle sus regalos, los cuales al verlos ella no pudo evitar dejar rodar algunas lágrimas y echarse a mis pies para besarlos como si en eso se le fuera ir la vida, ella no podía entender cómo era que en su anterior casa no se le trataba dignamente mientras que a mis pies era tratada como solo ella se lo merecía y eso la hacía sentir muy orgullosa por ser ahora totalmente mía.

Ese día mi perra se comportó excepcionalmente servil y atenta ofreciendo todo tipo de atenciones, algunas que ni a mi se me hubiera ocurrido exigir, pero en ella era tanta su alegría por haberle dado esa nueva oportunidad de vida que poco le hubiera importado ordenarle aventarse al vacío con tal de ser agradecida conmigo.

Pasadas ya dos semanas desde que empecé a entrenar a mi actual perra, ya se había acostumbrado a mi ritmo y estilo de vida teniendo que servirme con altísimo nivel de calidad, ya le era indiferente comer víveres para gente o estar alimentándose de mis sobras o en su defecto comida para perro, sin importar si era en el suelo o puestas en su comedero.

Cierta mañana le pregunté si sentía algún ...