Un día en mi castillo
Fecha: 06/04/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
... descubrir por qué diablos estás haciendo eso. Pero, aunque mis sentidos están educados nunca podré resolver el puzle entero. Eso te pone a salvo. En eso consiste el juego.
Después te diste la vuelta y te fuiste. Cuando escuché la puerta cerrarse yo continuaba sentado en mi sofá, a oscuras. No encendí la luz. No estaba desilusionado, tampoco decepcionado. Sabía lo que te había costado entrar en el castillo y tomar esa decisión ya era más que suficiente. Ahora sabias que eras capaz de entrar.
Al día siguiente volví a recibir otro mensaje tuyo.
-"Esta medianoche volveré".
En efecto, volviste, quizás con diferente ropa, pero con el mismo perfume. Volviste a hacer lo mismo y te volviste a ir. Ni si quiera te toque. Así sucedió durante las siguientes cuatro medianoches. Yo no esperaba más de ti. Sabía que tarde o temprano abrirías la siguiente puerta. Las puertas del castillo son pesadas y difíciles de abrir, lo sé. Son de roble macizo con bisagras de acero forjado, grandes y pesadas. Como toda puerta de castillo que se precie. Traspasarlas es difícil, de ahí su magnificencia, si fuesen livianas todos podrían traspasarlas y nadie valoraría la dificultad de entrar en el castillo. Ni tan solo mis enemigos.
La cuarta medianoche te arrodillaste y me pediste que te castigase por hacerme perder el tiempo. Lo hice… pero no por hacerme perder el tiempo, tú no me habías hecho perder el tiempo. Te castigué por puro placer, para escuchar tu respiración después de un ...
... primer azote en ese culo. Incluso dar un golpe con la mano en el culo a una persona en la oscuridad requiere de cierta técnica o caerías en el patetismo de abofetear el aire. Después rompiste a llorar. He visto cientos de veces esos llantos que ahora estaba escuchando. Imaginé tu rostro anónimo lleno lágrimas. Un llanto que no surge del momento, ni tan solo del dolor. Solo es un resumen de tantas tardes de angustia, noches de insomnio y mediodía repletos de dudas. Nadie te comprende, no puedes hablar con nadie. Llevas demasiados años callándote cuando necesitas gritar. Por eso ahora rompes a llorar.
Después me bajé los pantalones y metí mi miembro en tu boca. Tú comenzaste a hacer tu trabajo. Sin más. No lo hacías bien pero tampoco mal. No importaba eso ahora, simplemente te estaba ayudando a bajar las escaleras del castillo. Directos a la mazmorra que tenía tu nombre grabado en la puerta. Tu boca se ceñía al contorno de mi pene con dificultad, estabas demasiado nerviosa para conseguir más. No utilizabas la lengua y tus manos estaban posiblemente apoyadas en tus piernas cuando tendrían que estar jugando con mi pene. No importaba. No lo hacía para conseguir placer de ti. Era mucho más que todo eso. Ambos lo sabemos y posiblemente muchos lectores también lo sepan.
Al cabo de cinco minutos ya estabas desnuda, tirada en el sofá y yo, tu amo, haciendo de ti lo que quería. Tus nalgas rojas de azotes, tus pechos con pequeñas marcas de mis dientes, tu sexo latiendo y húmedo, tu ...