1. Descubriendo mi debilidad


    Fecha: 27/03/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Me despierto lentamente. Es raro, ni siquiera me acuerdo de haberme dormido. Abro los ojos, pero la oscuridad es absoluta. Quiero llevar ni mano a la cara, pero noto que estoy inmovilizado.
    
    Me sobresalto, y tardo un instante en recuperar la cordura. Estoy cegado, maniatado de pies y manos, y por más que me fuerce a oír, el silencio es absoluto. Noto mi boca un lienzo en mi boca, estoy como mudo. No tengo contacto con el medio ambiente, no sé si es de día o de noche, no sé prácticamente nada, solo sé de quien es obra todo esto.
    
    ¿Laura, esclava mía, porqué lo has hecho? No lo comprendo, nada en el día anterior me hacía presumir de tu comportamiento. Si hasta me pareció que habías gozado más que nunca. ¿Venganza? De qué si yo jamás hice algo que no supiera que te gustaba. ¿Algún castigo demasiado duro? Lo has tenido, pero bien merecido y aceptado que ha estado. ¿o así solo lo creí yo? Me revuelvo, tratando de zafar de las ataduras, pero has aprendido de un buen maestro. Me desespera no mi situación, sino el hecho de saber porqué.
    
    Tardo un tiempo más en conjeturar mi posición, hasta que un suave roce recorre mi pecho. No es algo vivo, no tiene calor, pero tampoco es frío. Es suave, y lentamente dibuja imaginarias figuras en mi tórax. Calculo que es una fusta la que me acaricia, y porqué no reconocerlo, me excita. ¿Te animarás a golpearme con ella? No lo creo, si lo hicieras, no te reconocería.
    
    De golpe cesa el contacto. Noto mi pene duro, excitado. Ahora son tus manos ...
    ... las que me recorren. Es apenas un roce, en todo mi cuerpo. Logras que me relaje por completo, seguro de ti, tanto como lo estás tú en mis manos. Las caricias son inigualables, dulces, armoniosas. Jamás he gozado tanto de unas manos, tan suaves como las tuyas. Privado de todos los sentidos menos de mi piel, me concentro en ellas, que desatan en mí, sensaciones desconocidas. Durante un largo rato gozo de ti, creyendo que me has hecho sentir algo mágico.
    
    Pero no tiene comparación, cuando cambias tus manos por la boca. Me torturas con un millón de besos, pequeños, duraderos. No son calientes, ni húmedos siquiera, son tiernos parsimoniosos. Te tomas todo el tiempo del mundo, haciendo que mi mente escape del cuerpo, y fluya libre por el aire.
    
    Sería imposible que llegue a un orgasmo. Es diferente, inexplicable. Sutil.
    
    Una leve brisa eriza mi piel, mientras tus pezones son los que me acarician ahora. Vas soplado con delicadeza, haciéndome sentir la calidez de tus senos, Ahora sí, el lívido sexual me ataca. Quisiera tomarte ahora y poseerte con locura. Pero mis liadas extremidades, se niegan a moverse. Siento como te giras, para recorrer mis muslos, huelo el dulce e intenso olor de tu sexo, que tan bien conozco.
    
    Tus gráciles manos, desatan mis piernas, por no me muevo, es tanto mi goce, que sería incapaz de moverme. Te presiento nuevamente enfrente de mí y me lo confirman sus nalgas, al descansar sobre mi pecho. Ya tu olor a mujer ha invadido mis sentidos, y despierto del ...
«123»