De cómo me convirtieron en una putita (final)
Fecha: 03/06/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... yo salí, coloradísimo de vergüenza, justo para oír que doña Lola la decía a don Natalio: -Pienso que sería bueno dominar a Jorgelina entre los tres, ahora que sé que también le da pija este otro señor. –y señaló al veterinario.
Yo escuchaba el diálogo deseando que la tierra se abriera bajo mis pies y me tragara. Los tres hablaban de mí como un objeto o como un animal doméstico, como una mascota.
-Me parece muy bien lo que usted propone, señora. –dijo don Natalio. -¿Y usted qué opina, Álvaro?
-Estoy de acuerdo… -aprobó el señor Álvaro mientras yo me daba cuenta de que doña Lola me devoraba con los ojos.
-Qué linda se la ve con ese collar… -dijo la vieja.
-Sí, le queda muy bien porque es una perrita. –coincidió don Natalio.
-¿Ustedes la usan como sirvienta? –quiso saber doña Lola.
Los dos hombres se miraron y fue Álvaro quien contestó: -No… no se nos había ocurrido.
-¡Ah, no, tienen que aprovecharla! –sugirió doña Lola. –No saben lo buena sirvienta que es, muy prolijita, muy ordenada.
-No estaría mal… -dijo don Natalio. –La verdad es que a veces me agota ocuparme de la limpieza. A partir de ahora vas a ser mi sirvienta, Jorgelina.
-Sí, don Natalio, lo que… lo que usted quiera… -acepté sumisamente y excitadísimo ante lo que estaba ocurriendo.
-¿Y usted, Álvaro? –quiso saber don Natalio.
-Y bueno, sí, me interesa tener una sirvienta.
-Bueno, Jorgelina, sos la sirvienta de los tres. Ya vamos a arreglar qué días nos atendés a cada uno. ...
... –determinó don Natalio.
-A mi casa va los lunes, miércoles y viernes a las dos de la tarde. –aclaró doña Lola. –Así que arréglense entre ustedes. –dijo mostrando una firmeza de carácter que la fragilidad de su figura no permitía imaginar.
-Nos arreglaremos sin problemas. –aseguró don Natalio. –Pero ahora lo que quiero es cogérmela, que es lo que íbamos a hacer con Álvaro cuando usted llegó, señora.
-Bueno, adelante. A mí me va a gustar mucho mirar cómo le dan verga. –dijo doña Lola, y me dieron verga. Yo en cuatro patas en la cama, con el pene del señor Álvaro en la boca y el de don Natalio en el culo. Por el rabillo del ojo veía a doña Lola observándonos y eso me calentaba todavía más.
“¡Ay, que me llenen de leche! ¡que me inunden, que me inunden!” pensaba mientras mamaba y sentía el pene del señor Álvaro yendo y viniendo por dentro de mi culo. Hasta que por fin la doble explosión y mucha leche en mi boca y en mi culo, y los dos hombres jadeando como bestias y doña Lola que aplaude y ríe y yo de rodillas suplicando que me dejaran masturbarme mientras tragaba todo el semen que tenía en la boca.
-¿Usted qué opina, doña Lola? ¿lo dejamos que se masturbe?
-Sí, y miremos cómo se masturba la muy putita.
-Bueno, al baño en cuatro patas, Jorgelina. –dijo don Natalio tomando la cadena de mi collar.
Una vez en el baño y sentado en el inodoro de cara a la pared, ¡qué delicioso morbo masturbarme mientras ellos me miraban! Estaba tan caliente que no tardé mucho en acabar ...