El reencuentro de Silvia (Segunda visita)
Fecha: 13/03/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: hecmat20, Fuente: CuentoRelatos
... solo ver tu boquita, a mí se me para putita...” –Le dije dándole una palmada a su vagina.
Silvia necesito más tiempo para recuperarse de ese nuevo y rico dolor, y aun más de la vergüenza que los vecinos hayan escuchado tremendo grito. Conociendo a Silvia, trataba con todas sus fuerzas suprimir gritos de dolor o de placer. Esa actitud quizás venia por alguna razón psicológica que debió a ver pasado o simplemente de lo estricto que creció con la Fe mormona. En todo caso, yo quería hacerla gozar y delirar de placer, quería que se descubra a ella misma y disfrute los placeres sin tapujos o el que dirán. Silvia era buena para dar consejos, pero ella misma no los cumplía, eso era la causa de mi fascinación y morbo de poseer su cuerpo.
Con vibrador en mano y mi lengua en su rosadito ano, Silvia gemía desesperadamente tratando de fugar su cuerpo de la intensidad del placer. Amarrada a las patas de la mesa, mi puta no podía escapar, detener o controlar sus orgasmos. Silvia no para de venirse, dejando su peludo sexo manchado de blanco por sus jugos. El juego de mi lengua y la vibración del consolador en su clítoris hacia que la vieja pierda el control total, soltando gritos y gemidos que todos sus vecinos escucharon.
- “Por favor… tápame la boca”. - Pidió Silvia durante los últimos orgasmos.
- “Tápamela… te lo suplico”. – Dijo la vieja sin aliento mientras le temblaba todo el cuerpo.
Después de 4 venidas y su musgo blanco chorreando en el piso de la cocina, decidí ...
... detenerme. Todavía sensible al tacto y totalmente agotada, unte 3 dedos en su sexo peludo para luego ofrecérselo que se los comiera. Silvia chupó y se comió todos los jugos de mi mano y con una sonrisa en mi rostro le dije:
- “¿No tan silenciosa ah?”.
Avergonzada de tal show, limpié su sexo y quité los brazaletes que la ataban a la mesa. Silvia estaba débil de piernas por estar en esa posición por mucho tiempo y más con los problemas de su pierna, le costó caminar. Ayudándola a caminar la lleve a la cama dónde se echó boca arriba con las piernas cerradas.
- “Ahora vuelvo”. – Le dije con una sonrisa pícara antes de salir de la habitación.
Me fui a limpiar rápidamente lo sucio que había dejado el piso, pero al mismo tiempo dándole un descanso y oportunidad de sacar otros brazaletes. Al regresar al cuarto, Silvia seguía con las piernas cerradas, pero las abrió con una media sonrisa cuando le enseñe lo que llevaba en la mano. Amarré cada mano y pierna de cada lado dejándola con las patas y brazos arriba en forma de ‘V”. Limpie otra vez su sexo peludo para luego ir a darme un baño.
Silvia esperó por 15 minutos mientras me duchaba, ella se merecía ser castigada por hacerse la pura y honesta. Sabía que le gustaba los castigos que le daba. También la excitaba ver mi lado erótico y oscuro, era nuestro secreto que ambos fuésemos un poco depravados.
Llegué desnudo a la habitación con una erección que fue aprobada con la mordida de labios de mi puta. Silvia no me había visto ...