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Luisa, el placer del dolor
Fecha: 08/02/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... explicártelo y que tu me ayudes. - Pues empieza, que el camarero ya me habrá preparado el primer “tintoni”. - No me presiones. Cerré la boca y la miré esperando la historia sentado en el pico de la mesa. Se echó hacia atrás en el sillón. Se enjugó las lágrimas que le habían corrido el rimel y se compuso la blusa. “Ayer por la tarde quedé con un cliente para tomar unas cañas después de cerrar una buena venta para una cadena que dispone de tiendas por toda la costa mediterránea. Le llevé por la zona de Santa María del Mar. Tomamos unas cañas y unas tapas. Lo pasamos bien. El tío es divertido. Tiene un chiste adecuado para cada ocasión. Y es ocurrente. Me reí mucho. Después de echar un par de meadas, entramos en bromas y chistes subiditos de tono” - ¿Un par de meadas? ¿Qué quieres decir? “Pues que nos habíamos tomado ya media docena de cañas y había que mearlas. ¡No estás al día! Ya sabes que yo me caliento mucho y soy una chica fácil cuando he bebido tres cervezas. Él se dio cuenta. Tiene buen ojo el cincuentón. Me cogía la mano, tocaba mi hombro, me asía por la cintura, me daba un besito en el cuello, un mordisquito en la oreja. En fin, que me sacó de mis casillas. En el buen sentido. Me excité. Estaba empapada.“ “El tío no es nada del otro mundo. Normalito. Hasta un poco feo. Lo que pasa es que de tanto mirarlo te acostumbras y hasta le encuentras algún atractivo. El caso es que cuando quise darme cuenta me estaba besando en la boca. ¡Y lo bien que ...
... besa el cabrón! Me hacía perder el conocimiento. Y pasó lo que tenía que pasar. Me llevó a un hotel de esos que hay especializados en parejas. Yo me chorreaba. No paraba de tocarme aquí y allá. Con mucho tacto, con disimulo, como si no fuese intencionado. Nada exagerado ni chabacano. Con delicadeza y finura.” “Nos dieron una habitación rara. Rara para mí. Él debía conocerla muy bien. Lo primero que hizo fue poner la televisión en un canal porno. Eso aún me calentó más. Me fue desnudando mientras me besaba y, cuando quise darme cuenta, estaba tumbada en la cama boca arriba y sólo con la braguita.” “- Voy a ser tu maestro y tu mi alumna. Estarás a mi disposición. Harás lo que yo te diga. Y si no te castigaré.- me susurró al oído” “ Estaba tan excitada que ni siquiera respondí. El deseo que hervía entre mis piernas me sometía a sus caprichos. Estuvo hurgando en un pequeño armario unos instantes. Yo me preguntaba que habría allí. Lo supe enseguida. Me ató las manos a la cabecera de la cama con unas cintas de cuero negro; y los pies a la parte de abajo después de quitarme la braguita. Sacó un látigo y me acarició por todo el cuerpo. Me daba leves azotes en los pechos y en los muslos, en el vientre y en la cara. Me producía miedo y a la vez excitación. Me hizo chupar el mango del látigo. Luego lo pasó por mi coño, por mis labios empapados. Me frotó el clítoris muy suavemente y cuando empecé a gemir y a dar esos grititos que me ayudan a correrme como una zorra, me colocó unas ...