Lolitas
Fecha: 01/06/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... impresora, e hizo sentar a su amiga sobre su muslo, restregándola contra él y disfrutando de los sonidos que hacía al encontrar cada vez más placer, Sandra, en medio de esta cómoda posición, llevó su mano hasta la entrepierna de Camila y palpando la humedad de su tanga le acarició muy firmemente la zona escuchando los placenteros ruegos para no detenerse.
El ambiente tenía una carga erótica tremenda, dos adolescentes, con su falda de colegio subida hasta más arriba de la mitad del muslo, la blusa arrugada, sudada, fuera de sí. Dos Lolitas sentadas a horcajadas una sobre la otra, diciéndose guarradas, restregándose pesadamente, entregándose a ese embriagante éxtasis, sobre la mesa del computador, sobre las tareas, dejando a un lado los deberes por dedicarse a encontrar nuevos placeres, apoyándose peligrosamente sobre la impresora, probando los frutos de algo que todo el mundo rechaza y que pensaron era repugnante, pero resultó siendo mejor que todo lo anteriormente vivido. Sin importar que estas impúdicas diabluras les costaran la materia, 17 años estaban hechos para entregarse al placer, a las hormonas, la adrenalina, al sexo del bueno. Las mejores amigas se compartían, definitivamente, todo. Nadie sabe hasta qué punto.
Lo que siguió de ahí en adelante durante toda esa tarde fueron las experiencias más impactantes de sus vidas, si el placer vivido les hubiera costado la identidad sexual seguro ellas hubieran pagado el precio, estaban tan contagiadas de esos nuevos ...
... placeres que convinieron que ninguno de los polvos antes experimentados con los hombres podía compararse con la mínima parte de éste. Se olvidaron de los propósitos iniciales de esa visita y se prepararon para gozar como nunca, querían vivir la experiencia más placentera de su vida de una forma especial y sin duda no había otra mejor que estarla sintiendo en brazos de su más querida amiga.
Camila en medio de los toqueteos y empujones que le pegaba a Sandra para excitarla contra su muslo, separó sus manos de la cintura y espalda de ésta y las llevó a los botones delicadamente puestos de su blusa, los desabrochó con afán, mirando y besando con morbo a Sandra, que temblaba de expectativa, una vez la blusa abierta desistió de quitarla y prefirió atacar el sostén, que, gracias a su propia experiencia, quitó con una facilidad obvia a pesar de tener aún la blusa puesta, posteriormente acarició las tetas de su amiga, imponentes frente a ella, desafiantes, erectas, redondas y perfectas, hizo que su amiga se pusiera de pie mientras se sentaba en la silla y hacía que Sandra se sentara sobre su muslo derecho, ahora tenía el pezón frente a su boca y la libertad total de acariciarlo, chuparlo y magrearlo con soltura, frenesí, morbo y por supuesto, excitación; Sandra había experimentado éxtasis en sus pezones en medio de algunos polvos anteriores, pero el desespero y afán masculinos hacían que terminara lastimándose sin disfrutar mucho. Camila era una chica, al igual que ella, y sabía el tipo ...