1. El regalo de cumpleaños para un sumiso


    Fecha: 31/01/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Gerardjking, Fuente: CuentoRelatos

    Es un relato corto, y para entenderlo mejor deberán de leer otro relato que publiqué hace tiempo llamado ‘El Cabrón, la puta y el voyeur’.
    
    Era mi cumpleaños, Arleth me invitó un café y un pequeño pastelito. A veces es tierna conmigo, cuando no me usa como su juguete. Aunque tierna no es la palabra que usaría para describir a la maldita de mi mejor amiga. Ella se vistió como toda una puta de calle: botas, mini falda negra y una blusa escotada de color rojo. Tanto la falda como la blusa le quedaban apretado, reluciendo sus senos y su culo, y al caminar se le levantaba un poco la falda, dejando expuesto una parte de sus prietas nalgas. Ese culo, como amo ese culo que nunca será mío, ella lo sabe, por eso se vistió así, para torturarme. Aunque es bueno pasear por la plaza y que todos crean que me follo a esta puta, aunque solo lo hago en mis sueños.
    
    Entramos a una cafetería algo vacía. Ordenamos y platicamos algunos minutos, de manera normal, hasta que ella empezó a contarme de sus amantes, del tamaño de sus vergas y de la manera en que se la follaban.
    
    —El otro día me deje coger por un chavo, no me acuerdo de su edad, pero sí de su vergota. Una herramienta de verdad, no como la salchicha que tienes tú. —dijo eso justo cuando llegó el mesero. Arleth continuó hablando como si nada—. Este chico si supo tratar a una perra como yo, me dio pura verga en mi culito por casi una hora. Es increíble cómo alguien menor que tu sea mucho mejor en el sexo.
    
    El mesero se fue riendo ...
    ... en voz baja. Me sentía mal, pero también me sentía excitado. Ya tenía la verga dura con todo lo que me había contado Arleth. Ella continuó hablando de sus romances mientras comía mi pastel. Me contó sobre un primo lejano que vino de visita, de cómo él se bajó el pantalón y ella de inmediato de abrió de piernas.
    
    —Me hipnotizó la verga de mi primo. Es que yo veo una buena verga y en automático abro las piernas para que me utilicen.
    
    Me habló de la verga de su profesor y de cómo obtuvo un diez a cambio de una cogida.
    
    —El cabrón invitó a otro maestro mucho más viejo. No me desagradó del todo, me dieron verga por la boca y el coño. Lo que si fue una lástima es que no tuviera ninguna clase con el viejito, me pude haber ganado dos dieces, pero en vez de eso me gane un diez y dos vergas que me rellenaron de leche.
    
    Me excitaba demasiado sus historias, sean reales o no, pero viniendo de ellas si la creo capaz de hacer todo eso, pero jamás lo haría conmigo, le encanta recordármelo. Me imagino cada detalle de sus historias, me la imagino siendo clavada por cada uno de sus machos, ese prieto culo bañado en semen. Me masajeaba el pene el cual ya tenía muy duro. Quería sacármelo del pantalón y masturbarme como de debe, jalándomela con desesperación mientras escucho las burlas de Arleth por el tamaño que tengo.
    
    —Iré al baño. No te termines el café hasta que regrese.
    
    Asentí como idiota y me percaté que los demás clientes, tanto hombres como mujeres, voltearon a verle el culo ...
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