Tarde de estudio
Fecha: 26/12/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Llamé al timbre pero tras esperar unos segundos no obtuve respuesta. Saqué el móvil para mirar su último mensaje, sí, habíamos quedado a la seis aquella tarde y el piso era el correcto. Me estaba empezando a poner nerviosa, bueno, más de lo que ya estaba simplemente por quedar con ella. Estaba a punto de pulsar el botón de llamar cuando justo abrió la puerta regalándome una sonrisa.
-Perdona, estaba recogiendo la habitación, que estaba hecha un desastre. -se excusó.
Me fijé en su pelo castaño que llevaba suelto y le llegaba casi a la altura del pecho. Llevaba puesta una camiseta ancha de color azul que le había regalado de uno de mis viajes por Europa, concretamente el de París. Un “je t'aime” se podía leer en unas letras blancas con una tipografía de estilo manuscrito (no era la típica camiseta que le regalarías a una amiga pero ella tampoco era para mí la típica amiga). La camiseta era algo larga y le llegaba hasta los muslos, permitiéndome así disfrutar de aquellas piernas.
-No pasa nada, solo me había rallado por si me había equivocado. Ya sabes que a veces soy un poco desastre. -dije riendo.
Acto seguido me invitó a pasar, llevándome a través de un pasillo hasta la habitación. Esta tenía las paredes llenas de posters de distintos grupos de música y de algunos carteles de sus películas favoritas. El escritorio estaba al lado de la cama y solo había una silla de estas giratorias. La miré extrañada por no saber dónde sentarme.
-Siéntate tú en la silla, yo me ...
... pongo en la cama, no me importa. -me dijo.
-Perfecto. Pues a ver si me puedes ayudar y acabamos pronto, que me gustaría invitarte luego a un café por las molestias.
-No molestas tonta. Los que molestan son los coordinadores de tu grado metiéndote matemáticas cuando no tiene nada que ver con tu carrera.
-Ya ves, eso pensé yo cuando vi el programa en la web. Pero bueno, menos mal que estás tú para ayudarme porque ando perdidísima.
Me senté en la silla como me había dicho y saqué el libro y los apuntes de mi mochila junto a un pequeño estuche en el que llevaba todo lo necesario para aquella tarde de estudio. En esas estaba yo, preparándolo todo, cuando me giré para mirar hacia la cama. Natalia se había tumbado bocabajo apoyándose sobre sus codos. Por la postura la camiseta cubría su culo por muy poco y, cuando me fijé en su pecho, vi que la forma de sus tetas se definía completamente, incluso marcando ligeramente los pezones. Aquella visión me dejó algo embobada pero volví a centrarme en los folios que tenía en frente de mí.
-Bueno, ¿por dónde quiere empezar? Podemos ir tema a tema o que me preguntes directamente cuestiones concretas. Lo que mejor te venga a ti.
«Lo que mejor me vendría sería que te taparas un poco porque así no me voy a concentrar», pensé yo. Obviamente descarté aquellas palabras pues no iba a ir tan a cuchillo desde el principio.
-Creo que mejor es que te pregunte. He traído algunas dudas escritas. -dije sacando un folio que traía doblado ...