El sueño de Irene
Fecha: 20/12/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... por su duración e intensidad. Pierdo la noción del tiempo, del espacio. Mi sexo es un rio…
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Manolo, mi marido, se ha levantado. Se prepara para ir a jugar al futbol… Lo odio… Al futbol, no a mi marido… Bueno, quizás a él también, un poco. Por dejarme sola hoy con lo sensible que estoy… Y mojada. Sigo caliente… Hay que ver cómo me ha puesto el dichoso sueño.
Pues yo no me quedo aquí como una Mari esperando que llegue el guerrero de ganar sus batallas. Harto de cerveza, por la alegría de haber ganado el partido, o ahogando las penas por haber perdido. Todas las semanas igual.
Me aseo, me visto coqueta. La faldita no me tapa mucho y el top deja que se me vea el ombliguito. Me veo guapa. Hoy quiero que me miren los tíos, bueno y después de lo de esta noche, también las tías… Jejeje…. La puerta del piso se cierra.
¡Ya se ha ido el muy…. Sin darme ni un beso! ¡Se va a enterar!
Termino de acicalarme y salgo. Cojo un bus hasta el centro, hoy sábado las tiendas están abiertas. Sentada en la mesita de un bar, observo cómo me mira un hombre desde la barra.
El muy guarro me está mirando descaradamente los muslos. ¿Guarro? ¿Para qué me he puesto esta minifalda? ¡Pues para que me vean!
Ya no mira mis piernas. Ahora a mis ojos. Sonríe, me cae bien, parece simpático. Sonrío. Ensayo un cruce de piernas a lo Sharon Stone. No puedo evitar reírme al ver su cara de sorpresa.
¡Atención! Entra una chica, se acerca al hombre y le da un beso…
Me levanto pago y ...
... me voy. Ha subido mi libido. Hoy estoy a tope. Paseo…
¡Coño! ¡Este es el comercio de antigüedades de mi sueño! He pasado muchas veces por aquí y hasta hoy no me había dado cuenta.
Pero ¿Qué es esto?... Ese busto, el rostro. ¿Safo?...
La curiosidad me empuja a entrar. Suena la campanilla….
Me acerco, atada con un cordel, cuelga una etiqueta, que reza así…
<Safo, poetisa griega procedente de Lesbos—50€ >
—¡Buenos días! ¿Qué desea?
Una mujer, de unos cincuenta años, al parecer la dependienta, se acerca, coge mi mano y con una sonrisa angelical me mira fijamente a los ojos.
—¡Bienvenida, Atthis! ¡Te esperábamos!
—¿Atthis? ¿Quién es Atthis?
—¡Tú! Querida, tú eres Atthis. La amada, la que se fue y por fin ha vuelto.
<>
—Oiga, yo…No entiendo nada. Yo no me llamo así. Usted me confunde con otra persona.
—¡Noo! No estoy confundida, eres tú quien lo está, porque no recuerdas. Me has olvidado. Mira el busto que tienes en delante. ¿Quién es?
—Aquí dice Safo, de Lesbos.
—Ahora mírame…
—¡Dios mío! ¡Es su cara!
—Sí, mi amor, soy Safo, y tú mi amada Atthis. La que inspiró versos bañados en lágrimas. Puedo recitártelos, los escribí, para ti, cuando me abandonaste… Escucha, éste fue mi adiós…
—Vete tranquila.
—No te olvides de mí porque sabes, debes saber, que yo estaré siempre a tu lado.
—Y si no quieres saberlo, te recordaré lo que tú olvidas:
—Muchas horas felices pasamos juntas;
—Han sido muchas las coronas de violetas, de ...