1. Una tarde de tapas


    Fecha: 30/05/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Lujan, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando le comenté a Sara que había una nueva profesora de padel en el club, y que creía que era su tipo, no necesitó más indicaciones. Ella es una asidua del gimnasio, pero durante las siguientes dos semanas estuvo recibiendo clases personales diarias, estableciendo una relación y generando la confianza necesaria para verse fuera del trabajo.
    
    Vanessa, que así se llama, es una chica negra de piel muy oscura, pelo largo y alisado, alta, delgada y con todas las formas que se esperan de alguien que juega a padel tres horas al día. Durante el día trabaja en desarrollo farmacéutico pero el virus de la pala la enfermó de pequeña y da clases por la tarde para poder jugar a diario.
    
    Sara y ella comenzaron a salir los jueves a tomar copas y en poco tiempo se hicieron amigas y confidentes. Al parecer, tras una ruptura con un novio pasajero, en un momento de tontería, mi mujer y ella tuvieron un rollito en una terraza de verano. Según cuenta Sara, no fue algo que mereciese clasificación X pero sí suficiente como para estudiar lo que podría haber sido si las circunstancias hubiesen sido más privadas.
    
    Así las cosas, arreglamos un sábado para salir de tapas con ella y unos amigos. Choricito por aquí, vinito por allá, chistes, bromas. Para las siete estábamos todos contentos. Nuestros amigos se fueron por diferentes caminos, con cenas y compromisos diversos, dejándonos a los tres solos. El plan perfecto. Como suele ser habitual con Sara.
    
    Sara menciona una pata de jamón que tenemos ...
    ... en casa con una botella de Beronia y Vanessa no se resiste. En el taxi las chicas se sientan detrás y a medio camino ya no hablan. Sara está completamente encima de Vanessa, fundidas en una intensa pelea de lenguas mientras sus manos descubren unas bragas rojas a juego con el vestido. Yo trato de distraer al taxista del espejo para que se concentre en la carretera.
    
    Según llegamos a nuestro edificio, Sara y Vanessa desaparecen por la puerta del portal y me dejan pagando el taxi. No recuerdo estas prisas ni cuando Sara y yo éramos novios, la verdad. El ascensor es interminable y cuando llego a nuestro piso la puerta está completamente abierta, dejando a la vista un único zapato. Negro. De Sara.
    
    El rastro no es difícil de seguir, con la blusa de Sara y el vestido de Vanessa indicando el camino a nuestro dormitorio. Por si hubiera alguna duda, ninguna de las dos ha decidido ser silenciosa y lo que se oye más parece una pelea que otra cosa.
    
    Desde la puerta al fin las veo. Sara está tumbada en la cama sólo con un tanga blanco, y Vanessa, sólo con las bragas a horcajadas encima de ella, sujetándole las manos por encima de la cabeza con una mano, mientras la otra agarra el cuello de Sara para acercársela a la boca. Los pechos rozando los de Sara mientras jadea y se frota contra su vientre.
    
    Sara es una mujer alta y musculosa, el gimnasio es lo que tiene, pero Vanessa la incorpora sin aparente esfuerzo, la rodea con sus piernas y se funden en un abrazo, pecho contra pecho. ...
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