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Mi sobrina, mi dulce tentación
Fecha: 08/11/2021, Categorías: Lesbianas Autor: dradelsexo, Fuente: CuentoRelatos
... inferior con desesperación. Parecía ansiosa por algo más. Me puse detrás de ella y mis senos se aplanaron y cambiaron de forma en su espalda. Es más cómodo de esta manera amor –dije mientras comenzaba a amasar sus pechos por detrás de ella oliendo su sudor por todo su cuello. Al rozar sus pezones de nuevo su cuerpo reacciono dejando salir un pequeño gemido –Ahhh-. Yo sabía que iba por buen camino pero aún era muy pronto para hacer algo más. Ella se sentó en el suelo y me pregunto -¿Tía como debe ser el Papanicolaou?-. Bueno amor lo primero es ver que tanta profundidad tiene tu vagina, para eso debo ponerte un aparato pero como no lo tengo aquí puedo hacerlo con los dedos –respondí. -¿Me dolerá? -Yo pienso que te va a gustar corazón, solo relájate. Me senté en el piso de la regadera mientras aquella cascada caliente caía sobre nuestros cuerpos húmedos. El vapor nos hacía estar más mojadas cada vez y yo me moría por probar el sabor de los labios vaginales de mi sobrina. Me acerque a ella lentamente y metí dos dedos hacia arriba de su vagina moviéndolos por dentro tratando de encontrar su clítoris por dentro. Ella gimió y se tomó fuerte del piso con ambas manos. Yo comencé a penetrarla excitada por el momento y la ocasión tan inesperada. Me duele poquito pero se siente muy rico tía, da cosquillitas –dijo mientras se mordía el labio fuertemente tratando de mitigar el placer. Sus firmes senos se movían junto con sus caderas que había comenzado a reaccionar por si ...
... solas. Mis dedos se movían por si solos ella gemía y yo no paraba sabía que esa tarde estaría por provocarle tal vez el primer orgasmo de su vida. ¿Estás bien mi amor? –pregunte, mientras mis dedos se introducían cada vez con más intensidad. Mi sobrina me miraba y se mordía el labio mientras sus ojos se ponían en blanco. Sus caderas se movían instintivamente como un perro al querer follar. Nuestros cuerpos bañados ante aquella cascada de agua cálida elevaban cada vez más su temperatura. Tome con fuerza su seno derecho y lo apreté mientras lamia su clítoris. -¡Ay!, eso se siente muy rico tía, no pares por favor. -No te preocupes mi cielo, no voy a parar por nada del mundo. -Dios mío no puedo creer lo bien que se siente tía. -Todavía no has probado nada mi amor. -Hazme sentir lo que nadie me ha hecho sentir tía, regálame mi primer orgasmo. Chupaba sus labios vaginales con dedicación casi religiosa. Podía sentir en mis labios la humedad de aquella vagina tan jovial y virginal. Sus fluidos tenían un sabor predilecto, digno de cualquier banquete de dioses. Eran dulces como el fruto prohibido de aquel monte de venus nunca explorado previamente. Acariciaba sus muslos con pequeños toques de mis dedos, apenas rozándolos sintiendo poco a poco la delicadeza de su piel. Su rostro revelaba el éxtasis sin fin en el que estaba, aun sin alcanzar el orgasmo. El agua caía en su rostro y mojaba su cabello cayendo hacia atrás de su cabeza. Yo no dejaba de admirar su rostro tan ...