Seducida en la barra
Fecha: 13/10/2021,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... empapado. Sentí como una segunda mano se introducía por debajo e mi falda y entre las dos conseguían despojarme de la diminuta prenda, luego ´la fuerza de la gravedad la hacía caer, quedándose enganchado en mis tobillos.
No podía creer lo que me estaba sucediendo… soy una mujer hetero que hace unos minutos se divertía con las amigas y ahora estaba siendo sobada por una bollera y lo que era peor… estaba disfrutando como un vulgar zorra.
Mi corazón latía con fuerza, sus latidos eran un golpeo constante en mi pecho y la excitación me envolvía. La jovencita se agacho con naturalidad tras de mi, disimulando desenredó el tanga de mis tobillos y se lo guardo como trofeo.
Sus manos entonces volvieron a la carga y aunque de nuevo intente evitar que llegaran a mi rincón más íntimo, no pude frenarla y comencé a sentir como su mano recorría mis muslos con dirección a mi coño desnudo.
Tuve que agacharme mientras me apoyaba en la barra y mirar al suelo para disimular al sentir sus dedos rozar por vez primera mi chochito, un espasmo recorrió todo mi ser al sentir por vez primera los hábiles dedos de una mujer tocarme de una forma tan lasciva. Mis piernas permanecían cerradas pero no pude evitar la tentación de abrirlas para facilitar su trabajo.
Sentía a aquella cría acariciar hábilmente mi coño, las piernas me temblaban, sus dedos sabían exactamente como tocarme, sabían cómo hacer que todo mi cuerpo me abandonara y me dejara arrastrar por esa locura.
Estaba tan mojada ...
... que me sentía avergonzada, era una autentica perra en celo, comencé a dejarme llevar moviendo las caderas, acompasando el movimiento al juego de sus dedos, mientras, intentaba disimular como podía la excitación mirando al suelo.
Sus dedos se introdujeron con facilidad en mi rajita, se impregnaron de fluidos, que no dejaban de emanar, sentía como un fino hilo de flujo recorría mis muslos en sentido descendente.
No aguantaba más… estaba a punto, había llegado al punto de no retorno, en ese momento ella metió una segunda mano en mi entrepierna y comenzó a acariciarme la entrada del ano. Yo estaba tan loca que ya me daba igual todo, ni siquiera me preocupaba que alguien estuviera mirando, no podía dejar de disfrutar aquella maravillosa locura.
Su segunda mano comenzó a esparcir los fluidos por la entrada de mi culito virgen, introdujo una falange y sentí como me penetraba, sentí como las paredes de mi ano se resistían, pero ella no se amilanó y continuó introduciendo su dedo, hasta que casi estaba dentro por completo.
Yo quería explorar, disimulaba como podía, movía las caderas en círculos para saborear el maravilloso roce de sus dedos en mi sexo. En ese momento, mis piernas comenzaron a fallar y varios latigazos recorrieron mi cuerpo, mientras, intentaba disimular los gemidos ahogados que no dejaba de emitir. Mis caderas convulsionaron y empezaron a moverse como si de un ataque epiléptico se tratara.
Durante varios segundos de locura, todo mi cuerpo me abandonó y el ...