1. Ayer seduje a mi peluquera


    Fecha: 19/07/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... afeité la última vez. En el centro de mi sexo mis labios menores, expuestos, simétricos y de un tono tan rosado como las flores.
    
    A mí no me suelen arreglar el conejo, pero al ver la peluquería vacía mi mente maquinó que me lo tocara Irene y estaba a punto de conseguirlo. Me temblaban los muslos un poco por la excitación.
    
    Irene se remangó la blusa celeste, cogió una zafa pequeña y, con la brocha de afeitar de su marido, me aplico agua caliente en el pubis. Sin darse cuenta, entusiasmada, se chupaba los labios continuamente mientras me pasaba la brochita. Un hilo de agua se deslizó flanqueando mi bollo por la derecha y aterrizando en mi ano, me gustó, le dije:
    
    —Que calentita está Irene.
    
    Irene no contestó, ella seguía dándome agua con ganas. Después paseó la brocha por una barrita de jabón de afeitar haciendo espuma. Me enjabonó todo el pubis con la brocha, me dio jabón de más... le dije:
    
    —Irene, dame también en el bollito, que quiero que me lo afeites también.
    
    —Pero si ahí solo tienes pelusilla roja, y te queda tan bien; bueno como quieras.
    
    Paseó la brocha a ambos lados de mi sexo, dándome con energía y moviendo a su antojo los labios mayores de mi coño pelirrojo (que gustazo). Soltó la brocha y cogió la maquinilla desechable, le pregunté:
    
    —¿Esta usada?
    
    —No, está por estrenar, no quería llenarte el chocho con las pelitos de mi marido, jajaja
    
    —Jajajaj, no me hubiera importado, si solo fuera por eso.
    
    Posó su mano, muy caliente, sobre mi pubis, ...
    ... plana; apuntando sus dedos a mis pechos y apretándola contra la línea de pelos del centro, (a modo de regla). Me dio pasadas firmes con la cuchilla a los lados, desde el centro hacia los lados, primero a un lado y luego al otro. Irene seguía chupándose los labios, ¡qué digo chupar!, se los mordía y su lengua salía y entraba de su boca a la vez que me afeitaba...
    
    —Margarita, es la primera vez que le arreglo el chocho a otra mujer.
    
    —Me alegra ser tu primera liebre.
    
    Mientras seguía rasurando mi monte de venus, la muñeca de su mano permanecía aplastada sobre mi raja, la cual estaba cada vez más húmeda. Después del pubis siguió con mis labios mayores y, para hacerlo bien, no tenía más remedio que cogerme el coño con los dedos para estirarlo a un lado y al otro... ufff que gustazo. Cuando acabó me limpió con una esponja empapada en agua caliente, luego me secó muy bien; restregándome con ganas. De la frente de Irene caían gotas de sudor y sus ojos estaban tan abiertos como los de una gata asustada. Le pregunté con dulzura:
    
    —Irene, ¿te gusta mi chochito?
    
    —Mucho jovencita, es precioso tan clarito y con esos pliegues rosaditos, dan ganas de comérselo.
    
    —¿Tú te has comido alguna vez un chocho?, Irene.
    
    —Nunca, Margarita, yo estoy casada y me gustan los hombres, no es que me de asco, creo, pero supongo que no es lo mío.
    
    —A mí también me gustan los hombres, ¿te gustaría comérmelo un poquito Irene?, no se lo diré a nadie, yo estoy deseándolo.
    
    —No sé Margarita, estoy ...