1. Ayer seduje a mi peluquera


    Fecha: 19/07/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... entre amigas, ¡que estoy mal follada!, jajaja
    
    —Cómo eres, Irene, siempre bromeando con todo.
    
    Cuando terminó de cortarme las puntas me aplicó el acondicionador y me peinó con el secador. Pensaba yo en las pocas ganas de su marido, estando segura mientras ella me hablaba, que si tiene poca gana su marido sería un bajón y no cuánto ganaba.
    
    —Algo más guapa.
    
    —Me puedes hacer también las inglés.
    
    Se quedó parada casi un minuto, roja, roja como un tomate, pero con ojos de loba deseosa. Se recompuso y me habló:
    
    —Ya habrás visto que solo soy peluquera, que como mucho, depilo el bigotito y las patillas a las que me lo piden, no soy esteticista.
    
    —Pero, ¿puedes hacer una excepción conmigo?
    
    —La verdad es que me da un poco de vergüenza, pero, como no hay nadie más en la peluquería, pondré el letrero de (vuelvo en cinco minutos) y pasas a mi casa y te lo hago; quiero decir que te lo arreglo preciosa; porque aquí en la butaca, de cara al escaparate, como que no jajaja.
    
    La peluquería, en el frontal tiene un escaparate que da a la calle y, al fondo de la misma, una puerta que da al resto de la vivienda, una vivienda pequeña.
    
    —Margarita, yo no tengo camilla de esas de depilar, si no te parece mal, pongo una toalla sobre mi cama y lo hacemos ahí, vamos que te lo arreglo ahí.
    
    Irene estaba muy nerviosa y a mí me temblaba el pulso deseando enseñárselo y que me lo tocara por primera vez.
    
    Su dormitorio era muy acogedor, su cama muy grande. Ella puso una toalla ...
    ... sobre la cama y me preguntó:
    
    —Margarita, preciosa, yo no tengo tangas de esos desechables, tendrás que remangarte las braguitas hacia el centro. Otra cosa, ¿te lo arreglo con cera o con maquinilla?
    
    —Tú, ¿cómo te lo arreglas?
    
    —Yo me lo arreglo con la maquinilla de afeitar de mi marido.
    
    —Pues cógesela y me lo arreglas igual. Las bragas, en vez de remangármelas, me las quito, que valen caras.
    
    —Como quieras, si no te da vergüenza quitártelas. Voy a por las cosas, ponte cómoda guapa.
    
    Irene salió de la habitación con expresión de entusiasmo disimulado. Al salir ella yo me bajé las bragas y las dejé bien extendidas sobre la almohada burdeos de la cama. Mis bragas blancas, de encajes casi transparentes, resplandecían sobre la almohada como un trofeo. Me tumbé sobre la toalla, que estaba extendida a los pies de la cama y, separé mucho las piernas con las rodillas algo flexionadas. Me dejé puesta la minifalda blanca, es muy cortita y no estorbaba para "el tema"; pero si daba un toque sexi posar para Irene con las piernas abiertas, las bragas quitadas y la minifalda remangada rodeándome.
    
    Al volver Irene con los avíos en las manos y verme de esa guisa abrió la boca con expresión de sorpresa sincera.
    
    Mi sexo: un bollo gordote sin ser exagerado tampoco, poco vello; en los labios mayores solo pelusa pelirroja, que nunca llega a crecer. En el pubis una línea de pelitos pelirrojos, flanqueada por el vello que empezaba a crecer de nuevo. Hacia una semana desde que me lo ...