De chico a puta: Desvirgando mi ano
Fecha: 24/05/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Tugatito, Fuente: CuentoRelatos
Estaba nerviosa, sin saber qué ocurriría cuando entrase por esa puerta. Sabía que allí me esperaba Fernando, ese hombre mayor con el que tuve mi primera experiencia con otra persona de mí mismo sexo, una mamada de la que aún guardo el sabor en mi boca. Mis piernas me temblaban, y fueron más de 5 los minutos que estuve en la puerta sin atreverme a llamar, hasta que por fin, decidida, toqué a la puerta.
Esta se abrió lentamente, a la par que mi corazón se aceleraba. ¿Estaba realmente preparada? ¿Qué sería de mi vida a partir de esa noche? Para nada estaba preparado para admitir públicamente mi homosexualidad, y mucho menos mi sentimiento como mujer en el ámbito sexual. ¿Podría ser que no me gustasen los hombres por ser homosexual, sino que realmente era transexual la palabra me mejor de definía? No quería pensarlo, no estaba preparada para ello. Sólo sabía dos cosas. Me gustaba ser chico, me gustaba mi vida, pero, también necesitaba un hombre. Necesitaba con toda mi alma ser la niña de un macho, ser su hembra, darle placer, entregarme a él para su disfrute. Eso me hacía feliz, llenaba al vacío que tenía dentro.
Allí estaba Fernando, un Fernando distinto al que conocí. Físicamente no noté la diferencia, ya que tampoco tenía en mi mente una imagen física de él debido al oscuro ambiente del lugar donde nos conocimos y mis nervios en aquel momento. A la luz, era un hombre de mediana estatura, al igual que yo (quizás algo menos), pelo canoso, y algo gordo sin estarlo ...
... demasiado. Llevaba unos pantalones vaqueros, camisa blanca, y un jersey de color rojo. Yo, una camiseta blanca, pantalones negros, y una bolsa colgada donde guardaba el vestuario de mujer que había comprado en la tienda chica.
-Pasa, adelante, estás en tu casa.
Dijo Fernando apartándose de la puerta para dejarme pasar. Yo, aun temblorosa y avergonzada, devolví la sonrisa que el medió y entre dentro de la habitación. Era una sala amplia, una gran cama de matrimonio, suelo alfombrado y una gran butaca en la esquina, cerca de un escritorio. Al fondo, un cuarto de baño lo suficientemente grande. Caminé desde la entrada hasta la habitación. No le estaba viendo, pero algo me decía que sus ojos estaban clavados en mí. Sentía la presión de su mirada en mi culo. Era la sensación de un animal que sabe que su depredador anda cerca. Instantes después, se cerró. Ya no hay escapatoria, ya no hay escapatoria, no hay vuelta atrás, no hay vuelta atrás. Sonaba en mi cabeza.
-Ven vamos a sentarnos.
Se sentó en el borde de la cama, y yo con él a su lado, dejando en él la responsabilidad de ser quien llevase la situación, y dejándome simplemente llevar por él, ahora mi hombre, mi macho.
-Bueno ¿cómo estás. No estés nerviosa, sé que es tu primera vez pero tranquila, que va a ir todo bien. Porque, ¿tú estás segura de que quieres hacerlo, verdad?
Regla de los cinco segundos. Cuenta hasta cinco y responde sin pensarlo.
-Sí, estoy segura
-Bien, eso es lo importante, que todo fluya, ya ...