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La cabina
Fecha: 21/05/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mujer rubia le estaba chupando la polla a un negro mientras un tío gordo (aparentemente su marido) se la follaba a cuatro patas. En un lateral de la tele había un pequeño habitáculo con toallitas húmedas y el mando con los canales (supongo). También había un tubito de vaselina. La pared interior de la cabina, la que estaba frente a la puerta de entrada a la misma tenía dos orificios redondos pequeños separados. En ese momento pensé que quizás deberíamos cambiar de cabina puesto que no era esa la que mi esposa deseaba y yo tenía muy claro para que era aquello. Me fijé en Mónica, mi esposa, y al darme cuenta de que ella no había reparado en ese detalle decidí quitarme la chaqueta y dejarla intentando taparlos lo máximo posible. Ella, ajena a eso, se quitó el chaquetón y lo dejó a un lado junto a la mía. Y entre las dos apenas tapamos uno de los agujeros. Después, mi esposa, curiosa por no haber estado nunca en un lugar así se sentó en aquella butaca y recostando su espalda me dijo: -Es comoda (mientras acariciaba los reposabrazos de polipiel) Abrió relajadamente sus piernas y sabiendas que no podía ser observada y me miró. Yo sin más preámbulos me agaché sobre ella y la besé en los labios. Al incorporarme de nuevo me di cuenta que la cabeza de mi esposa estaba a la altura de la botonera de mi pantalón, algo que también ella apreció. Mónica, mirándome comenzó a desabrochar lentamente los botones de mi pantalón. Acariciaba mientras mis huevos ...
... y mi polla que ante esa situación estaba a punto de reventar. Ya solo que mi esposa estuviese decidida a iniciar una relación en un lugar como aquel superaba mis expectativas. Cuando me desabrochó el ultimo botón de mi pantalón me lo bajó hasta las rodillas, bajó después mi short y cogiendo suavemente mi polla empezó a pajearme. Durante un minuto mi esposa me estaba masturbando en esa cabina sin pensar en nada. Yo que deseaba tocarla le pedí que me dejase sentar a mí. Mónica se levantó y aprovechó para sacarse los botines y de paso las medias colocándolas sobre las chaquetas. Me senté en aquel sillón y mi esposa se puso a cuatro patas frente a mi polla. Yo me quité los pantalones y el short y entre excitado y nervioso miré la puerta de la cabina comprobando que habíamos echado el cerrojo y no tendríamos visitas inesperadas. Eso hizo que me relajase del todo. Mi esposa, Mónica a cuatro patas frente a mi comenzó a chuparme la polla lentamente. Jugaba con su lengua en mi glande como a veces solía hacer en casa pero hoy era muy diferente. De vez en cuando repasaba el tronco de mi rabo con su lengua para volver a introducir aquel trozo de carne dentro. Yo como podía acariciaba sus pechos. Pero me resultaba difícil así que ella decidió levantar su vestido hasta la cintura y se sentó sobre mí comenzando a besarme. Yo, agarraba su culo con las dos manos, acariciándolo y apretándolo con fuerza. Sabia que eso la ponía cachonda. Aunque aún no la había ...