1. Domadas en el crucero


    Fecha: 14/05/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    ... solo hacía que creciera más y más la excitación, la verdad es que se sentía divina la lengua de Betzaida, más aun cuando intentaba penetrar mi agujerito anal con ella. Luego de unos segundos, fue llevada ante mí, y tomándome del cabello con autoridad, Rodrigo llevo mi rostro hacia el culo de Betzaida, haciéndome lamer también su agujero anal, y mientras lo hacía, el señor Antoniolli se ubicó tras de mí, y me coloco un dedo en la entrada de mi ano, para empujarlo lentamente hasta que logro introducirlo por completo.
    
    Me sentía tremendamente humillada, ya que siempre considere que el culo era algo sagrado. Nunca antes había hecho sexo anal en mi vida, lo veía tremendamente humillante. Pero la verdad, es que en ese momento la humillación que sentí era muy placentera. Me sentía totalmente dominada y controlada, y este gesto del señor Antoniolli remarco más esos sentimientos, haciéndome ver a los cuatro hombres como seres supremos, como dioses a quienes les debía total devoción, entrega y obediencia.
    
    El señor Antoniolli movía su dedo en mis entrañas, explorando, hurgando con curiosidad. –esto está muy rico y apretadito… -fue lo que dijo, antes de escupir en mi ano y posar otro dedo más, forzándolo poco a poco lo que me produjo algo de dolor y muchísimo placer, hasta que lo introdujo por completo. Movía los dedos en círculos, los rotaba, dilatando poco a poco mi culo. Con su mano libre me comenzó a masturbar frotando mi clítoris con suma maestría, lo que me estaba provocando ...
    ... un intenso placer. Rodrigo en ese momento saco su verga de su pantalón y se lo metió a Betzaida en la boca, haciéndola mamar deliciosamente.
    
    Acto seguido, el señor Antoniolli me saco los dedos del culo, momento en el que sentí como mi culo se relajaba aunque no por mucho, ya que sentí como me introducía algo frio. No pude voltear a ver ya que Rodrigo aún tenía mi cabeza sostenida por mi cabello y me mantenía con la cara entre las nalgas de mi amiga quien le seguía mamando el güebo intensamente. Lo siguiente que sentí era que un líquido frio llenaba mis entrañas poco a poco, sentía como mi estómago se hinchaba cada vez más, para luego de unos minutos, sacar lo que sea que me haya metido en el culo y meter rápidamente otra cosa un poco más gruesa e incómoda que mi anillo anal apretaba con fuerza.
    
    Me ordenaron ponerme de pie, cosa que hice rápidamente y ver hacia atrás como pude. Note mis nalgas enrojecidas aun, y vi que lo que tenía metido en el culo, era el mago de una raqueta de ping pong. No fue difícil adivinar que me pusieron un enema y taponaron mi culo con la raqueta. A Betzaida le hicieron lo mismo, le abrieron bien el culo y luego le aplicaron el enema, para taponarle el culo con otra raqueta metida por su mango. Antes de dejarla ponerse de pie, Rodrigo acabo en la cara de Betzaida, llenando su cara y su cabello de leche espesa.
    
    -Ahora si perritas, a limpiar. –nos ordenó el señor Antoniolli. Betzaida y yo nos pusimos manos a la obra bajo la atenta mirada de ...
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