1. El fotografo


    Fecha: 03/05/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... soltaba toda su carga dentro de tu coño, llenando ese templo del placer que tienes entre tus piernas con su caliente semen.
    
    Los tres nos derrumbamos, yo me salí de ti en cuanto mi polla se relajó, restos de mi semen escurrían de tu culo, mientras tu permanecías sobre tu marido, y él te abrazaba.
    
    Os observé mientras estabais así, tu agotada y él abrazándote amorosamente, y recuperando la cámara os saqué otras cuantas fotografías del momento. Finalmente te apartaste de él, y te tumbaste boca arriba en la cama. Yo saqué unas últimas fotos de tu coño y tu culo derramando nuestro semen.
    
    Los dos, de pie desde el borde de la cama te observamos, y tú nos miraste y te sonreíste.
    
    Estabas satisfecha, llena de nuestro caliente semen y cansada tras la brutal sesión de sexo que habíamos tenido.
    
    Tu marido te arropó un poco y te dejó descansar, mientras yo pasaba las fotos al ordenador que habíais traído vosotros. Os entregué todas las fotos, tal y como habíamos acordado, yo no iba a quedarme con ellas, para que quedara claro que no las iba a usar para nada. Sólo os pedí quedarme con la foto de tu cara con el mohín que pusiste cuando tu marido paró la mamada que le hacías. No era comprometedora, puesto que sólo se veía tu cara con el gesto, nada sexual, así que decidisteis que me la había ganado y podía quedarme con ella.
    
    Me duché y recogí mis cosas y me fui, dejándoos allí, aún teníais un par de horas más la habitación. Antes de irme vi como tu marido amorosamente se ...
    ... acostaba a tu lado y teabrazaba, dejándote dormir un rato más para que descansaras y te recuperaras.
    
    Habíamos quedado en un bar del centro a las siete de la tarde. Aprovechando el buen tiempoquedamos en la terraza. Hasta ahora no nos habíamos visto, sólo habíamos intercambiadocorreos electrónicos, en los que yo mostraba mi admiración por tu belleza y tu alababas miforma de escribir y de ahí habíamos pasado a hablar de temas más personales. Lo único queteníamos para reconocernos era una foto que nos habíamos intercambiado unos días antes.Cuando llegué al bar, enseguida os reconocí, tu belleza destacaba sobre el resto de la genteque había en la terraza. Vestías sencilla, pero con mucha clase. Llevabas una sencilla camisetablanca, y una pequeña minifalda de un color un tanto indefinido, como marrón, aunquemostraba retazos de otros colores, y que estaba coronada en el frontal por una especie decadena dorara de tres eslabones. La reconocí enseguida, puesto que era la que llevabas enunas de tus primeras fotografías que tanto me habían gustado.A tu lado, tu marido vestía con un pantalón vaquero y una camiseta negra.Me acerqué a vuestra mesa y me presenté. Tu cara se iluminó con una sonrisa, y te levantastepara darme dos besos. Saludé a tu marido con un apretón de manos, y me senté con vosotros.Le pedí al camarero una cerveza, igual que lo que tomabais vosotros, era lo ideal en esacalurosa tarde.Comenzamos charlando de temas intrascendentes, y poco a poco la conversación fue pasandoa ...
«12...567...11»