La tentadora oferta
Fecha: 21/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... vaginal, empezó a lubricar el ano de la bella señora.
Ella aguardaba gimiendo, mientras él se aseguraba que la penetración no le fuera a doler, lubricándola lo mejor que pudo.
Por último, Ramón sacó su dedo del culo de su patrona, mientras ella sentía como en enorme glande tocaba su puerta trasera. Ana empujó un poco sus nalgas hacia él, mientras el albañil frotaba con su escurriente glande el esfínter de Ana suavemente, de arriba a abajo, para lubricarlo aún más con su líquido seminal.
Paró el ritmo, y con un leve empujón, la verga de Ramón ingresó en el intestino grueso de Ana, venciendo con suma facilidad y sin la resistencia de su ano, al menos no se quejó. Al contrario, Ana abrió con sus manos sus nalgas, para hacer más fácil la placentera labor del dotado albañil.
Ramón continuó penetrándola lentamente, centímetro a centímetro, hasta que sus grandes testículos tocaron la parte inferior de las nalgas de su amante.
Con diez u once pulgadas ensartadas en su ano, ella empezó a moverse rítmicamente, mientras Ramón bombeaba su monstruosa erección en el culo de la ardiente señora. Ella dejó de moverse mientras él siguió solo, viendo como su rosado ano se perdía rodeando el tronco de su preciado miembro, y luego aparecía. Ramón escupía sobre la penetración para que no la lastimara, aunque Ana no daba señas de molestia alguna.
Así pasaron varios minutos, Ana gozando sintiéndose usada por Ramón, mientras el sentía la ajustada elasticidad de su intestino y se ...
... deleitaba apreciando aquellas hermosas nalgas, que finalmente habían sido suyas…. Todo un conquistador gracias a su gigantesco pene.
- Preciosa -, dijo finalmente el, -ya me quisiera chorrear-.
- ¿Y qué te lo impide? -, respondió Ana con sensual tono en su voz.
Ramón empezó a culearla con más ímpetu, hasta empezar a sentir el delicioso cosquilleo anticipado.
Ramón deslizó sus manos de las nalgas a la cadera, y con fuerza empezó a tirar y empujar el cuerpo de Ana, haciéndola jadear de placer… ¡Lléname, lléname de ti… del producto de esos huevotes prietos tuyos! -, le ordenó.
- ¡Ahhhh, aaaah, ayyyyyy! -, gritó fuertemente Ramón, al tiempo que una potente, exagerada y caliente descarga de semen empezó a llenar las entrañas de Ana. Ella sintió como la llenaba, claramente, como la inflamada verga del albañil ocupaba todo su espacio, durando sus palpitaciones mucho, muchísimo mas que las de su esposo. Casi un minuto después, aún sentía dentro de ella los leves latidos del gigantesco pene medida vaciaba dentro de ella hasta su última gota.
Ana apoyó su cabeza en la cama, mientras Ramón trataba de sacar de su culo su pene ya concluido la misión. La tenía completamente penetrada, pero Ana se quejaba al querérsela sacar. Era inexplicable que, aun llena de semen, se dificultara tanto su salida.
- ¡Empuja preciosa, como si fueras a cagar!, sugirió Ramón, algo intrigado por el “atorón”.
Ana pujaba y pujaba, pero no lograba que la verga de Ramón se moviera, como si se ...