Tres Veces Tres - Relatos Eróticos

Tres Veces Tres

... seguía la corriente me gustaba q me sorprendieran, tiro y como era su plan de ellos perdí la punta me tocó a mí y la parte de atrás al güero, él dijo – q afortunado soy, de castigo quiero q me la chupes – yo me dispuse hacer mi castigo y le dije q se recostara en el colchón, le abrí su pantalón le baje el calzón y vi su hermoso pene sin circuncidar, totalmente erecto, velludo como de 15cm no muy ancho, era mi cuarto pene del día y no el ultimo, me lo metí sin más y empecé el solo decía – ya ves te dije q si quería – sabia rico estar mamando tragándome ese trozo encapuchado, el solo estaba estremeciéndose a cada chupada, me agarraba la cabeza me meneaba el pelo, gemía y gemía, estaba en mi castigo cuando escucho al morenillo q dice – y a mí me vas a dejar sin mamada- tenía su pene afuera ya brillo y él se estaba bajando el prepucio de arriba abajo una verga de unos 15cm un poco más gruesa q la del güerillo brillosa, le dije q se acercara y se la empecé a masturbar y a chupar otra vez dos machos para mí solo, dos hombres con ganas de coger a un niño según ellos inocente, pero y más maleado q nada. Así estuve me metía uno y otro estábamos súper cachondos, el moreno me dijo ponte como perrito, acomode al güero y subí mis rodillas al colchón él se acostó se acomodó entre mis rodillas y me empezó a chupar mi penecito, uy q rico también pasaba un dedo por mi anito y se metía ya q estaba más dilatado, ambos se desnudaron por completo y vi sus hermosos cuerpos no muy marcados pero si ...

... sudorosos con buenas piernas y nalgones, en eso el otro se paró y me dijo – te quiero comer yo también – se paró agarro mis nalgas y metió su lengua entre ellas, no q maravilloso se sintió ellos se estaban comiendo mis partes algo nuevo sentía riquísimo cuando volteé a ver la maravillosa escena vi q entre ellos también se tocaban incluso sus leguas se tocaban en algún punto. No sé cuánto estuvimos así era delicioso hasta q el huero dijo – ya estás listo, ven siéntate en mi - yo obedecí y me senté en su pene encapuchado quedamos de frente y me lo fue introduciendo un poco más fácil, dilatado mi ano recibió más pronto su falo, y empezó el mete y saca con una fuerza de lo cachondos q estábamos , el moreno se paró y nos puso su pene en la cara para q se lo puliéramos ahí yo y el güero nos besábamos con su palo de por medio se lo mamábamos y yo cabalgando como loco, como poseído solo con mis calcetas largas, en eso el moreno dice – yo quiero cueva, siéntate en mi cabrón – le dijo al güero, el moreno se sentó, y el güero sin sacarme su pene se metió el de su compañero, caray aun lo recuerdo y me prendo, q imagen q recuerdo de niño tan mas caliente, el güero quedo de frente al moreno y yo dándole la espalda, cabalgando los tres, gimiendo como perros totalmente calientes. Que faena q cierre de día algo q no esperaba tres veces en el día en el transcurso de unas cuantas horas, cinco penes en un ratito, ese día nunca se me ha olvidado se lo cuento a mis hijos y no me la creen: seguía ...