Fecha: 03/03/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
CAPÍTULO 1º
Yo, a mis ya más cincuenta que cuarenta y bastantes años, era lo que se dice todo un señor solterón; y no porque tuviera una especial afición al celibato, menos, porque tuviera, digamos, gustos “raritos”, que ni hablar de la peluca, que a mí, desde pequeñito, las “faldas”, y no, precisamente, las eclesiásticas, me han ido cantidubi, dubi, dubi, cantidubi dubidá; vamos, que mientras el trato con las “chorbas” se limitaba al bailoteo y ligoteo más o menos sabrosón, que de lo que era un “ligue” por “too lo arto” allá por los sesenta, a lo que fue en los ochenta, etc., etc., etc., van abismos profundísimos. Pero también sucedía que, tan pronto notaba que la nena de marras se me empezaba a meter donde no la quería, demasiado dentro de mí, en lo más hondo de mi alma, me entraba como un temblequeo de piernas, unos sudores fríos, un miedo que más era pánico, terror y crujir de dientes, que qué “quirís”, “ mes amís, mes amisas”, pues que al segundo ponía pies en polvorosa, deseando teletransportarme, al segundo, a las antípodas, cuando menos…
¿Qué me pasaba?... ¿A qué esos terrores a sentirme enamorado, unido a una chica, una mujer, tan íntimamente?... Pues, el recuerdo de un desengaño dolorosísimo, sufrido en mi casi más tierna juventud, mis veinte tres-veinticuatro años. La cosa fue que, allá en mi pueblo, un lugar de la huerta murciana, a mis dieciocho-diecinueve años me puse novio con una chica de allí, que me traía loco. Fuimos novios cuatro-cinco años, hasta ...
... fines de Agosto de 1963, casi un mes después de salir yo de la mili, con la documentación de la boda ya en marcha, partidas de nacimiento, bautismo y confirmación, amén de la fe de soltería dee amos, y la fecha del enlace, más-menos fijada, a falta sólo de la documentación completa en nuestro poder, para confirmarla, una mañana me desayuné con la noticia de que mi “palomita” había volado del “nido”; vamos, que durante la madrugada precedente, tras de que la noche anterior la dejara en su portal, como siempre, a eso de las 10, 30-11, ella se había fugado con un maromo, un “paleta”, esto es, un albañil, “guaperas”, con más labia que un sacamuelas, con el que me la venía “pegando” desde varios meses antes; al parecer, el “guaperas”, forastero en el pueblo que recaló allí por cinco o seis meses en las obras de unos bloques de viviendas que el ayuntamiento construyó para la gente humilde del lugar, en tal fecha, con la obra terminada, regresaba a su tierra y mi “nena” salió escopeteada tras él…aunque, más correcto, sería decir que con él… Nunca volvió por el pueblo y nunca volví a saber nada de ella
Como es fácil imaginar, yo me quedé hecho polvo, y con unos ánimos, que los de un suicida, eran la “alegría de laa huerta”, comparados con los míos. Así, en tal plan de plañideo, me tiré algún mes que otro, llorando por los rincones como un “gilipuertas”, hasta que medio empecé a serenarme, diciéndome que eso, estar como yo estaba, ni ella, ni mujer alguna lo merecía, por lo que me ...