... que hacían que su trasero se levantara provocativamente, pude detectar que llevaba un collar muy fino de oro en el cuello y a su vez, sus piernas enfundadas en las medias de nylon que tanto le gustaba usar. Su rostro todavía maquillado, y cabellera recogida, la hacían ver muy, pero muy hermosa.
Creo que fue una situación un tanto “especial” para los dos, pues yo me sentía desnudo frente a ella y a su vez, sentía que ella no podía dejar de mirarme, ninguno de los dos reaccionaba, hasta que por fin me dijo “veo que el gimnasio te sienta bien…” mientras se dirigía a su cuarto. Yo no sé qué me pasó ese momento, pero casi de forma automática, regresándole a ver como se alejaba, contemplando el bamboleo de ese hermoso trasero que tanto me encantaba y su larga falda resaltar el movimiento de cada uno de sus pasos al caminar, sobre todo por la estrecha cintura que tenía, contesté casi suspirando y mordiéndome los labios “pues tú no estás nada mal…”.
En eso me di cuenta que no era un pensamiento en mi mente, sino que eran palabras que habían salido de mi boca. Pude observar como Sofía casi se detuvo a raya en su caminar al escuchar mis palabras, y como que regresó a verme girando solo su cabeza, yo esperaba me reclamara de alguna manera lo que acababa de decir, pero al contrario, recibí una sonrisa, que para mí hasta el día de hoy me ha parecido la sonrisa más pícara y sensual que veré en la vida, y siguió su camino al cuarto.
Yo sin saber qué hacer, decidí entrar al baño, y ...
... hacerme una de las pajas más monumentales en su honor, repitiendo a saciar su nombre en voz baja y cerrando los ojos mientras recordaba su caminar, sus curvas, su forma de vestir y sobretodo esa sonrisa que me había regalado hace tan solo un momento.
Al recordar este momento exacto, me pregunto, si hubiera actuado diferente, la relación entre nosotros también hubieran sido diferente?, me permitiré fantasear un momento…
Yo sin saber que hacer, decidí entrar al baño para hacerme una de las pajas mas monumentales en su honor, pero al tomar el picaporte de la puerta del baño, algo dentro de mí me detuvo. Y regresé a ver hacia la habitación de Sofía, hacia donde ella se había dirigido hace un momento, ella acababa de entrar a su habitación pero había dejado la puerta entre abierta. Decidí jugarme todo por el todo, y solté el picaporte de la puerta del baño, y caminé hacia su habitación, me parecía que el pasillo hasta su puerta era muy, pero muy largo, me daba tiempo para dar mil vueltas en mi cabeza lo que pretendía hacer.
Por un lado mi cuerpo me pedía entrar en su habitación y abrir esa puerta de un solo golpe, buscar a Sofía, lanzarla sobre la cama, allí mismo hacerla mía, una y otra vez. Pero a la vez mi mente me decía que esto estaba mal, que eso era una violación y encima era mi madre.
Por otro lado, buscaba las palabras que le diría, para animarla a conversar de lo sucedido y ver hacia donde nos llevaría esta conversación, y de ser posible, que nos diéramos una ...