... que me dejó totalmente loca…“Hmmm… estás vestida de perra, Anita. Venías por tu esposo o por algo más…?”.Por toda respuesta volví a comerle la boca, mientras sus manos se deslizaban por debajo de mi ajustado vestido, acariciando mi culo y rozando mis labios vaginales.“En mi oficina nadie va a interrumpirnos”. Dijo sonriendo otra vez.Unos metros más adelante apareció un joven muy apuesto y Esteban se detuvo a hablar con él; lo presentó como Ariel, una de las jóvenes promesas de la Empresa.Ariel me miró de pies a cabeza, deteniéndose en mis pezones endurecidos y en mis interminables piernas, para finalmente mirarme a los ojos.“Pero yo a vos ya te conozco” Aseguró sonriendo.“Sos la puta que le encanta meterle los cuernos a su marido”. Dijo, esta vez serio.Entonces estiré una mano y toqué su bulto por encima del pantalón. Miré a Esteban y le pregunté si Ariel podría acompañarnos a su oficina; algo que aceptó encantado.Apenas cerraron la puerta detrás de ellos me empujaron contra el escritorio.Esteban me quitó el vestido por arriba y quedé completamente desnuda frente a los dos; solamente me quedaban mis zapatos de taco aguja que realzaban mis piernas.Ambos me miraron con una lujuria y deseo impresionante; al menos estuvieron así unos treinta segundos, hasta que decidí moverme hacia ellos y provocarlos un poco.“Van a sacarse la ropa ustedes también o la única stripper seré yo?” Les pregunté.Ariel se arrancó los pantalones de un tirón, mostrándome su verga totalmente erecta.“Me ...
... dijeron que sos la mejor de las putas chupando pijas” . Aseguró mientras me tomaba por los cabellos y me hacía inclinar hacia su pito bien duro.Sin responder abrí mis labios y me metí su enorme verga en la boca, provocándole un intenso gemido de placer.Esteban se ubicó a mi lado y tomó mi cara para que también me engullera su verga; me saqué por un momento la enorme pija de Ariel y recibí con mis labios abiertos la de Esteban…Ariel entonces me hizo doblar sobre el escritorio; luego escupió sobre su verga para lubricarla y finalmente apuntó a mi entrada trasera. Cuando quise acordarme, ya tenía su poderoso ariete metido hasta el fondo de mi ano. Mi aullido de sorpresa y dolor ante tamaña intrusión, se vio sofocado por la gruesa pija que llenaba mi boca.Comencé a sentir un bombeo frenético en mi culo, provocándome ardor, dolor y placer al mismo tiempo. En pocos minutos Ariel me aferró por las caderas, me mantuvo así quieta mientras se derramaba en el fondo de mi ano…Apenas la sacó de mi culo, fue el turno de Esteban. Enseguida sentí que su gruesa verga se deslizaba sin dificultad entre mis labios vaginales, llenándome la concha; algo que me provocó un orgasmo instantáneo…“Así me gusta, putita, que acabes con mi verga enterrada en esa conchita mojada”.Dijo Esteban mientras comenzaba a moverse detrás de mi cuerpo, bombeándome la concha sin prisa pero tampoco sin pausa.Esteban duró mucho más que su amigo. Luego de un buen rato de cogerme al estilo perrita contra el escritorio, me ...