Mi nueva vecina Milf (Parte 5): La perfecta medicina II
Fecha: 08/02/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alexander0022, Fuente: CuentoRelatos
Seguíamos en la cama con Ana, su cuerpo pegado con el mío, mirábamos una película, mientras ella acariciaba mi cabello, mi mano recorría la curva de su cintura y de su preciosa cola. Metí la mano por debajo de su calza, tocando ahora la piel suave y caliente de sus nalgas. Ella empezó a besarme el cuello mientras su respiración se agitaba. Nuevamente mi pene se puso tieso, marcándose en todo su esplendor por debajo del jean. Esta vez, sin retrasos, Ana poso su mano sobre mi bulto.
—¿Estás listo de nuevo mi amor? —Me dijo. Mientras acariciaba mi bulto.
—Me pones tan caliente. Ni esta gripe de mierda me llega a dar tanta fiebre como vos —Le respondí.
De verdad en un segundo mi calentura subió a tope, las ganas de tener mi pene de nuevo, una y otra vez dentro de su vagina, no se sacian nunca. Quería cogérmela toda la noche, aunque sabía que en algún momento mi cuerpo se rendiría por los medicamentos y el doble cansancio que me provocaba estar enfermo. Pero esta mujer hacía que me olvide de todo. Manoseé sus senos con toda intensidad. Ella no dejaba de masajear mi miembro atrapado por ese maldito jean.
—¡Espera un ratito! —Me dijo. Frenando mis movimientos.
—Traje algunas cositas para hoy. Regalitos para mi hombre. ¡Esperame acá y ni te muevas! —Continuó.
Me dio un beso y se levantó de la cama. Yo obedeciendo me quedé quieto esperando por la sorpresa. Tomó su bolso que había dejado sobre mi escritorio y salió de mi habitación. La espera se hacía eterna, pero ...
... valió la pena. La vi entrar nuevamente a mi habitación y quedé atónito. Se había disfrazado de porrista de futbol. Pollerita corta negra, que apenas tapaba sus nalgas, medias de red negras y zapatos taco aguja negros. Arriba, una camiseta de Argentina, apretada al cuerpo y cortita, solo un poco debajo del ombligo. Sumado a que se había pintado los labios de rojo, un rojo intenso y delineado sus ojos. Todo a la perfección para que me dé un infarto.
—¿Te gusta mi amor? —Me preguntó mientras posaba para mí.
—Lo vi en una foto y me pareció sexy, pero no sabía si algo así me iba a quedar bien a mí. Estaba en duda si ponerme así para vos o no— Continuó diciéndome, mientras se apoyaba contra mi ropero.
Yo estaba perplejo admirando dicho espectáculo. No me salían palabras para decirle. No creo que hubiera palabra alguna para hacerle saber que mi calentura estaba a tope. Mi pene en cualquier momento atravesaría mi ropa de lo tieso que me había puesto. Tomé mi celular y me dispuse a sacarle fotos. Ella posaba para mí como toda una modelo erótica. Ana comenzó a tocarse lentamente, sus senos, su abdomen bajando hacia su vagina para luego subir y repetir la operación, yo la filmaba mientras disfrutaba al máximo del show.
—¡No me dijiste si te gustaba o no! —Me volvió a insistir Ana.
Me desprendí el botón del jean y me baje la bragueta, saqué mi pene afuera, en su mayor esplendor, duro como piedra.
—¡Me gusta! ¿A vos que te parece? —Le pregunte. Haciendo referencia a mi ...