Patas arriba (XV) - Relatos Eróticos

Patas arriba (XV)

... paisaje me llamó la atención una iglesia medieval que destacaba en una colina cercana y Joel me comentó que él no sabía mucho de eso, pero al parecer era el monasterio donde vivió una santa muy importante para los católicos, pero no era lo que quería que viera, sino una explanada que había enfrente y donde se veían muchos grupos, se trataba de un mirador público, los autobuses de turistas paraban allí para que los pasajeros pudieran hacer fotos de la muralla completa, me dijo que al lado había un mirador privado y que allí iríamos nosotros.

Me hizo bajar de la muralla, y me recompensó el esfuerzo con un beso y un helado, luego me dijo que tendríamos que dar un pequeño paseo, yo no tenía problema con eso... hasta que vi la pendiente que teníamos que subir, pero bueno, el coche lo habíamos dejado en el parking del mirador, así que no había de otra, a caminar. Esta me la pagará, eso seguro.

Todos los reproches que tenía pensado decirle en cuanto me bebiera una botella de agua desaparecieron cuando entramos al mirador y vi la muralla, era una vista que parecía un fotomontaje, sino fuera porque era un sitio físico donde estuve un rato antes, juraría que no era real.

El mirador al que me llevó mi chico es bastante similar a la explanada de los turistas, en términos de distancia y vistas, al menos, porque se trata de una serie de habitaciones con la pared de cara a la muralla completamente de cristal, por lo que teníamos total intimidad para hablar o besarnos sin que nadie ...

... se sintiera incómodo, una cosa que me llamó la atención es que el suelo es imitación de césped, pero me descolocó totalmente el que Joel de repente empezara a sacar cosas de una caja plástica, por lo visto era un día lleno de sorpresas y no habíamos terminado todavía. Joel traía todo para una típica comida en el campo, desde una manta hasta bocadillos fríos, se ve que había planeado bien la sorpresa y le daría el gusto de disfrutarla. Joel extendió la manta, colocó la caja a un lado, sacó de algún sitio unas almohadas que luego descubrí que eran inflables y por eso cabían en la caja, preparó todo sin dejarme hacer nada y luego me invitó a recostarme junto a él, esta vez no me recosté sobre él, sino a su lado, sentí su mano sobre la mía, así que la giré y entrelacé mis dedos con los suyos, después sucedió algo bonito para nosotros, pero que muchos tal vez no entiendan: empezamos a hablar de la muralla, de soportes, dificultades de construcción, integridad, resistencia, capacidad de absorción de daño infligido y demás detalles, a nosotros nos apasiona la arquitectura y el debatir ese tipo de cosas para nosotros es una forma bonita para pasar la tarde, puede que incluso un día lleve mi ordenador a su casa y hagamos juntos el diseño de una casa, sería interesante y divertido. Las horas volaron y de repente Joel sacó dos copas y una botella de vino que descorchó cuando estaba anocheciendo, definitivamente ver el atardecer sobre un sitio hermoso como este con la persona que quieres ...