... culo. Sigue delicioso, apetecible, ajustadito. Me exprime todo y se queda con todo. Curiosamente, me dejó terminar en su boca hasta después de casados.
Culeábamos donde podíamos: en su casa, en la mía, en el rancho, en casa de sus tías, en casa de las mías, acostados, parados, en albercas y lugares públicos. Una vez, fuera de mi casa, me la comenzó a mamar sin inhibición alguna dentro de su carro. Un viejo conocido del barrio nos vió y luego me comentó. La verdad, me gustó, pero no le dije nada.
En una ocasión, cuando no estaban sus padres, la invité a pasar un día en una playa cercana. Conocía bien un paraje alejado, desierto, un bello manglar con pequeñas playas.
Cuando llegamos, nos percatamos que se encontraban par de pescadores algo retirados. Se notaban lugareños, gente humilde.
Nos tiramos sobre una toalla grande y nos desnudamos. Comenzamos a culear cuando me dí cuenta que los pescadores nos observaban. Ella no se dio cuenta ni le dije media palabra. Le pedí a mi hermosa novia que me la mamara, pero me aseguré que los individuos vieran claramente el acto. Ella abrió sus nalgas en dirección a ellos y me la mamó con el superlativo gusto de siempre. Ellos la admiraron.
Me paré para darles un mejor espectáculo. Ella, arrodillada frente a mí, continuó mamándomela hasta casi acabar, pero me contuve.
Me puse detrás de mi novia y la comencé a culear. Uno de los fulanos se comenzó a masturbar al ver nuestros cuerpos trenzados, haciéndome señas con las manos. ...
... Cuando terminamos, ella por fin se dio cuenta que nos habían visto, pero le restó importancia, de hecho, me limpió la verga dejando que ellos vieran.
Nos despedimos del bello lugar y de los pescadores. Ella les dijo adiós con su mano. Platicamos en el carro de nuestro atrevimiento y nos valió madre, incluso, nos excitó bastante.
Cuando llegamos a la playa principal fuimos a visitar a unos amigos. Nos metimos al mar. Mi novia me dio una mamada submarina inolvidable. Acabó masturbándome y otra vez en el camino de regreso por la tarde-noche.
Culear y culear fue cosa de todos los días. En un par de ocasiones me vine en su panocha con la intención de embarazarla y forzar el matrimonio, que acabó consumándose un año después. En una de ellas se retrasó su período. Ella estaba muy preocupada, pero yo feliz. Ya tenía el discurso preparado para sus padres, cuando por fin le bajó.
A ella le gusta mucho montar a caballo hasta la fecha. Lo hace desde adolescente. Traigo esto a colación porque no era virgen. Otra vez, ese tal Fernando, pensé, hizo de las suyas.
Es una bellísima mujer que se ha conservado increíblemente bien a lo largo de los años. Es muy celosa, pero cuando saco al susodicho a colación, se calma en sus ataques quedándome muy claro que la hizo suya, sospechas que yo aceptaba sin problema alguno.
Años después de casados, decidí explorar más su pasado sentimental y la llevé al punto donde no tenía salida, asegurándole por enésima vez que para mí solo contaba ...