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Pasión Salvaje
Fecha: 21/12/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: jorgecampos, Fuente: RelatosEróticos
Pasión Salvaje Eran casi las 8 de la noche. Recién llegué del trabajo y me metí a darme un baño. Vivo solo en mi departamento. Apenas terminé de bañarme y el timbre de la puerta sonó con tanta insistencia que tuve que abrir la puerta envuelto solamente con la toalla en la cintura. Y me encontré con una agradable sorpresa, una chica trigueña de cabello largo y con un cortito vestido azul como de seda, pegadito al cuerpo. Su auto se había descompuesto afuera frente a mi casa y necesitaba un teléfono. -claro, no hay problema-, le dije. Me apenaba un poco que me hubiera encontrado en toalla, y es que ella no dejaba de observar los marcados músculos de mi abdomen. -¡qué pena, estoy estorbando la salida de tu cochera!- me dijo un poco nerviosa pero recorriéndome completamente con la mirada. La dejé pasar y le dije dónde estaba el teléfono en el estudio al final del pasillo. Mientras caminaba pude admirar cómo se contoneaban sus bien formadas caderas. Sus nalgas se notaban voluptuosas y sensuales bajo ese vestido. Esas prendas de seda que dejan notar cada detalle. Su piel blanca contrastaba hermosa con el azul de su vestido. Ella llamó a su trabajo para avisar que llegaría tarde por lo del carro. -¿Gustas algo de tomar?, disculpa lo de la toalla-, le dije mientras ella se paseaba frente a la pared de la sala viendo algunas fotos. -¿así recibes a la gente siempre?, me refiero a esa toalla-, me dijo con una sonrisilla pícara, sus curvas se paseaban de foto en foto. ...
... Me acerqué detrás de ella y le dije cerca del oído –solo cuando son chicas bonitas con el auto descompuesto- . Ella buscó con su mano la dura erección de mi pene entre mis piernas por encima de la toalla. Comenzó a sobarme con lujuria y la toalla cayó al piso, y quedé completamente desnudo. Ella se volteó para verme el miembro y se sorprendió del buen tamaño. -¡qué grande y parada la tienes!- me dijo. Se arrodilló y tomó mi miembro con sus manos. Me gustó sentir la suavidad de sus manos agarrándome el pene. Abrió sus sensuales labios para meterlo en su boca. Mi pene se puso más duro de lo que estaba y ella lo introdujo suavemente deslizando la carne de mi pene entre sus labios. La cabeza de mi pene se hinchó más y comenzó a chupármelo tan rico que casi se me doblan las piernas. Le agarré su cabellera para sostenerle la cabeza y le empujé mi pene más profundamente hasta su garganta. Ella se sintió sofocada pero al mismo tiempo ahogada de placer. Creí que se hiba a molestar pero al contrario, ella se colocó las manos atrás como si estuviera amarrada. Y me dijo -¡pégame, dame una cachetada, pégameee!- . Entonces entendí que la brusquedad la excitaba, y sosteniéndola de la cabellera con una mano le dí una bofetada con la mano derecha y le volví a meter la verga en la boca. A mí me excitó verla cómo se excitaba de esa manera. Mi tranca se puso más dura y yo por supuesto más caliente. Y sujetándola a ella del cabello se la metía y sacaba de su boca. Lo hice con tanta ...