Con las bragas en la mano (III)
Fecha: 30/11/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: solotulosabes, Fuente: CuentoRelatos
... ver su cara mientras follábamos, le pedí que se diese la vuelta, puse una de las almohadas bajo su cintura, coloque sus piernas en mis hombros y la a penetre, esta vez, de golpe y hasta el fondo. Un gemido de placer salió de su boca, me quede con la polla dentro moviéndola, ella abrió los ojos y nos quedamos mirando fijamente, yo sin retirar la vista empecé a bombearla. Alba mientras me miraba entre provocadora y entregada al placer, cada vez que la penetraba su boca se abría ligeramente y un gemido salía de su garganta, a medida que mi ritmo iba en aumento los gemidos eran más prolongados y su boca se abría más. Vi su clítoris brillante, moje mis dedos y lo acaricie mientras la seguía penetrado, esto hizo que sus gemidos se volviesen constates. Nos miramos fijamente, Alba me penetraba con su mirada mientras mi polla entraba y salía.
- Me voy a correr cabrón, ummmm. Quiero que te corras conmigo.
Yo no aguantaba más, mis huevos ya me dolían. Era demasiado tiempo aguantando, desde el primer contacto en el ascensor, el trayecto en el coche y todo lo que paso que sentía una necesidad imperiosa de correrme. Cuatro o cinco embestidas después empezó a correrse, yo la acompañe a los pocos segundos, acabando ambos con un orgasmo bestial y tumbados en la cama. El puto Sign Your Name de Terence Trent D'Arby seguía sonando en modo bucle en el IPhone de Alba. Quien acercándose al oído me dijo.
- Cuando escuchemos la cuña con Gustavo, procura traer ...
... vaqueros, no se te vaya a notar el empalme, al oír este tema de fondo.
- Intentaré resistirme
- Yo no podré, ese día llevaré unas bragas de recambio en el bolso, ya que cuando lo escuche las empapare seguro.
Dijo mientras cogía mi polla mojada por su corrida y la mía entre sus manos
Después de aquella sesión de sexo comimos algo, para volver a la carga así hasta las 7 de la tarde. Estuvimos follando toda la tarde hasta que mi polla y su coño dijeron basta. No vale la pena relatar el resto de los polvos de aquel día. Si alguno de los siguientes en los que el vicio, la lujuria y el morbo siguieron siendo los ingredientes principales de nuestros encuentros.
Me acompaño hasta al garaje, solo llevaba con un ligero vestido de verano. Mientras nos besamos apoyamos en el coche, metí mi mano bajo el vestido con intención de despedirme por hoy de aquel coño, pero me encontré con la tela de sus bragas. - Ya te has puesto bragas
- Sí, lo hice pensando en ti
- ¿En mí?
Si, dijo mientras se las quitaba apoyada en el coche. Después la enrollo y me las metió en el bolsillo
- Es tu regalo, guárdalas que alguna cosa más haremos con ellas.
Me dijo, con cara de vicio y dándome el último beso antes de subirme al coche. La trilogía de las bragas de Alba acaba aquí, pero no nuestra historia que os contaré en otra ocasión.
Espero que estos tres relatos cumpliesen su cometido si es así, me encantaría leer vuestras opiniones en os comentarios o por mail.