DANIELA
Fecha: 10/04/2020,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: CARLO69, Fuente: Relatos-Eroticos-Club
... estuvimos así, tallando mi hombría entre sus ricas y duras nalgas, hasta que sonó el teléfono. Daniela se levantó a contestar y pude apreciar lo pequeña que era su pantaleta. Le chifle elogiando su belleza y ella se detuvo, paro sus caderas y las agitó, luego se giró y me lanzo un beso. Era una de sus compañeras con las que debía realizar un trabajo escolar, Daniela hizo un gesto de molestia, tardo un rato en el teléfono poniéndose de acuerdo, luego de un buen rato colgó y ya venía de regreso conmigo cuando sonó de nuevo, contesto y era su mamá que se reportaba, mientras mis ímpetus se iban calmando y me agradaba. Me paré y fui a la cocina a calentar un chocolate que nos había dejado mi esposa, el cual rápido estuvo, le llevé una taza a Daniela, me da el teléfono y hablo con mi esposa mientras ella se toma su chocolate, cuando todo terminó, le indico que se vaya a bañar, a lo que me obedece sin chistar. Mientras llevo las tazas al fregadero y las lavo, poniendo en orden todo.
Luego de varios minutos oigo cuando sale del baño, un rato después apago la tele y voy a su recamara donde la encuentro tumbada en la cama, envuelta en la toalla y boca abajo. Me siento a la orilla de la cama. La toalla cubre bien sus nalgas, pero puedo ver sus lindas piernas blancas.
-¿Qué pasó mi princesa? Te vas a resfriar, quítate la toalla.- Le digo mientras le doy un beso en su hombro derecho. Luego de unos segundos otro en la misma zona, mientras la oigo ronronear como gatita.
-Sigue papi, ...
... dame más besos.- Me pide Daniela mientras mueve sus caderas y su cara mira a la pared contraria.
Sigo besando su hombro, uno, dos besos. Voy recorriendo cada centímetro de su piel, la parte alta de su espalda, su hombro izquierdo, hago aun lado su cabello largo, lacio y castaño. Sigo por su nuca, pero ahora ya no solo son besos, sino que voy lamiendo despacio y saboreando su juvenil y blanca piel. Regreso a su hombro derecho, pero esta vez, despacio voy bajando a su omoplato, luego al centro de su espalda, voy a su otro omoplato, igual, besando y lamiendo, saboreando su piel. Voy bajando hasta toparme con la toalla, donde meto mi lengua y la estiro para saborear más de esa rica piel juvenil.
Entonces levanta su cuerpo y su mano derecha saca la toalla de su costado derecho, la descubro un poco y sigo besando y lamiendo, bajando por cada centímetro de su espalda a la que poco a poco voy descubriendo. Daniela solo suspira y ronronea mientras mi boca se acerca a su estrecha cintura. Descubriendo poco a poco su cuerpo hasta despojarla completamente de la toalla. No me detengo a verla, sigo besándola, sigo besando y lamiendo sus caderas, sus nalgas aterciopeladas y suaves, una a una hasta bajar por la parte posterior de sus muslo…primero el derecho y luego el izquierdo hasta llegar a sus rodillas, vuelvo a subir.
La respiración de Daniela es agitada, fuerte, jadea y agita sus caderas con suavidad. Entonces me detengo y admiro la belleza de sus nalgas, de su cintura y espalda. ...