1. Gattari y sus pecas


    Fecha: 13/11/2017, Categorías: Lesbianas Autor: xverzo, Fuente: RelatosEróticos

    Diagonal a la Plaza Bolivar, en Mérida, siguiendo un callejón pequeño lleno de vendedores ambulantes, doblando a la izquierda, entre la Panadería “Flor de Pan” y el colegio “Luis Hungría Paredes” se encuentra el complejo deportivo más grande de la ciudad, donde se entrenan los mejores atletas. Éste año, el equipo de gimnasia rítmica tiene a una nueva y peculiar integrante. Ligera de peso, como todas, Allison Gattari es una muy joven estudiante de la academia “Ana María Sosa”. Allison es de tez blanca, con una amplia lluvia de pecas marroncitas que le cubre desde los hombros hasta los pómulos y su nariz pequeña, chata, su rostro, de rasgos finos bien marcados, le dan un aire de un pequeño y majestuoso felino: una pequeña leopardo.
    
    Por si fuera poco, a la hora de hacer sus rutinas, lucía como tal. Dominaba las barras asimétricas y la barra de equilibrio, pero su especialidad era la gimnasia rítmica. Ese cuerpo de negra envuelto en una piel blanca de algodón levantaba todo tipo de bajas pasiones al subir a escena. Apenas sus pies tocaban el tapiz, incluso en los entrenamientos, todo se volteaban a verla, ellos y ellas.
    
    Vestida siempre de traje azul eléctrico con lentejuelas en forma de V desde el ombligo a los hombros (se podría decir que era el mismo de años atrás ya que le quedaba apretado, remarcando a veces su entrepierna y perdiéndose a ratos en la división de sus nalgas), levitaba constantemente por los aires. Dando tumbos, dobles giros, reversas, bailes que hacían a ...
    ... los profesores contener la respiración y tratar, inútilmente, de controlar el flujo sanguíneo para que, si no fuera porque todos tenían los ojos puestos en la jovencita Gattari, no vieran como esa sangre llegaba al falo y se los endurecía. Se notó durante esos días que al acabar su rutina rítmica, varios profesores no se hallaban y aparecían minutos después, con un rubor natural en sus rostros, a dar felicitaciones a la pequeña Allison.
    
    Pequeña de edad, pues para los años que tenía, estaba erguida en sus 1, 54mts y a pesar de no usar maquillaje le daban un aire de adulta y no de esas niñas que juegan a pintarse. Además era muy introvertida, contrastaba con su personalidad cuando tenía puesto el traje de lentejuelas. Al entrar era una: típica, mira a los chicos, ellos a ella, bromea, ríe, juega. Y al salir otra: una desconocida.
    
    Al cumplir los 3 meses en la academia, ya Allison (para sus amigas) o Gattari (para sus profesores) destacaba y se encontraba en el tope, junto con las de más tiempo: Rebeca Pizzi y Jenny Benevides, ambas de 19 años y a las que Allison declaró como sus rivales a batir… deportivamente. Siempre trataba de mejorar sus números, elegía música potente para sus bailes y trabajaba hasta sangrar sus manos en las Barras Asimétricas. Todo con el fin de superar a sus rivales. Indiferente a lo que ocurría en el resto del Gimnasio, Allison caía, se levantaba, gritaba, de impotencia lloraba y volvía a empezar, maldecía, gruñía, gemía, jadeaba. Totalmente ajena ...
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