... ésas que mi papá adelantó su caballo para ver algo, mi tío puso su caballo junto al mío, a paso lento, y me preguntó:- ¿Pos qué tanto mira mijo?- ¿Qué?... ¿qué tanto miro de qué, tío?- ¡Pos de que va a ser!... si no me quitas los ojos de aquí, ¡no se haga!... (Señalando a su entrepierna).Me puse rojo como jitomate, se me subió el calor de la vergüenza y nomás se me ocurrió contestar.- Perdón tío, fue sin querer.- No mijo, no pida perdón. Uno siempre quiere ver lo que le da curiosidad.Ya eso fue demasiado para mí y me quedé callado. El corazón me latía como corazón de toro, y no era más que un becerrito. Perdí la mirada en el horizonte y me empecé a cuidar de NO volver a verlo AHÍ.Ya estaba el sol de las 2 de la tarde martirizándonos, cuando mi papá anunció que ya era hora de regresar. Mi tío protestó, diciendo que hacía mucho calor, que por qué no mejor íbamos al arrollo a refrescarnos un poco. Mi papá dijo que eso a él no le gustaba, que fuéramos nosotros si queríamos, que él nos esperaba en la casa. El tío puso una frondosa sonrisa en su cara y volteó a verme para preguntarme: "¿Usted que dice mijo?... ¿no se le antoja ir a nadar un rato al arrollo?". Aquello era extraño porque estando en campo abierto, no había suficiente aire para mí, no podía respirar. Lo volteé a ver a los ojos y entonces me guiñó uno con malicia, sonriendo todavía. Sonreí en respuesta y sólo asentí con la cabeza. Nos despedimos de mi papá y tomamos rumbo al arrollo, que quedaba dentro del mismo ...
... rancho. Íbamos caminando a la par, a paso lento de nuevo, y empezó él la charla.- ¡Ah que mi sobrino tan curioso hombre!... que no me quitaba la mirada de aquí.- Perdón tío, ya le dije que fue sin querer, no me había dado cuenta.- Que ya le dije que no ande pidiendo perdón por eso, caramba, es de lo más normal. Además, te voy a confesar un secreto.- ¿Qué secreto?- Pos que no es cierto que se me descompuso el cierre, fue puro cuento, nomás para que me entrara airecito.- ¿En serio?- En serio mijo. Lo que pasa es que tu apá es muy estricto con eso de la ropa y la encueradera, y si le digo que nomás me lo bajé de puro gusto, me hubiera regañado.- Pos eso es cierto, así es mi papá.- Además, también quería ver qué hacía Usted mijo, que estaba tan atento cuando me bajé a orinar, y pos ya vi que le dio mucha curiosidad (esta vez ya me reí, como liberando tensión)... y, ¡¿qué crees que diga tu papá cuando se entere que nos metimos a nadar sin nada de ropa?!... ¡pos de plano le va a dar un infarto!Soltó la carcajada sin voltear a verme. ¿Infarto a mi papá?... la verdad es que el que estaba cerca de sufrir uno era yo cuando oí eso de nadar desnudos. Yo iba nervioso y excitado, un estado por el que nunca había pasado. La boca seca y escozor en la garganta. Mi tío hasta iba silbando.Llegamos al arrollo. Yo lo recordaba más grande, de cuando íbamos a nadar con los primos. Dejamos que los caballos bebieran hasta la saciedad, los amarramos abajo de un árbol y después me quedé inmóvil, en tensa ...