El naufragio del amor - Relatos Eróticos

El naufragio del amor

... manos vacías, animada por ese pensamiento decidió comer.

—quisiera que no le faltara nada, pero ya ve el patrón como se pone.

—perdónalo está desesperado.

—lo entiendo patrona, si yo estuviera en su posición creo que sentiría lo mismo.

—no, no tiene razón de reaccionar así.

—esto cada vez se pone más insoportable, yo me distraía mucho en mi trabajo y ahora cada vez tengo menos en que pensar, y para hacer más desesperante la situación soy el único que está solo en este sitio, no puedo convivir con ustedes porque el patrón siente que se la puedo quitar, no sabe o no entiende que eso solo está en manos de usted.

Minerva entendió el contexto de cada una de las palabras de Rolando y sabía que sus palabras encerraban una verdad aplastante.

—créeme que lo siento y me gustaría que viviéramos en paz en esta soledad crítica y angustiante en que vivimos.

—no se apure si tan solo pudiera platicar de vez en cuando con usted todo sería menos pesado.

—te prometo que lo hare cada vez que Alejandro salga tendremos tiempo más que suficiente para charlar a mí también me hace falta platicar con alguien más, que solo con mi marido.

—¿podemos empezar hoy patrona?

—está bien, pero con una condición.

—la que usted quiera.

—háblame de tu y no me digas patrona solo Minerva.

—está bien.

—haber Rolando platícame de ti.

—platiquemos de los dos por turnos.

—me parece interesante tu comienzas.

—pues veras nací dentro de una familia pobre soy el más ...

... pequeño de mi familia mi origen no es agradable y es hasta grosero, tu turno.

—no se vale me dejaste intrigada, yo fui afortunada nací en una familia bien económicamente, preocupada por mí, quizá de más, pero en términos generales bastante bien, tu turno háblame de tu origen.

Rolando resoplo y aclaro.

—esto me lo conto mi madre con santo y señas espero que no espante después de escucharme.

—cada vez aumentas más mi curiosidad.

—según mi madre mi padre era un borracho incontrolable, mujeriego todo un maniático sexual, siempre llegaba de madrugada y escandalizaba a todos con sus desordenes, ese día fue a su cama y por alguna razón la abandono después de algún rato, acompañó su acción con un montón de insultos, estuvo bebiendo demasiado, y momentos después entro a recamara de mama, ella casi estaba dormida cuando él se acostó junto a ella, dice que casi enseguida comenzó con sus escarceos ella se negó pero la amenazo y la obligo a callarse, tu turno.

—eres un tramposo, me dejas con mucha curiosidad, cuando interrumpes, “tu turno”.

—-ja, ja, ja, ja, ja. Es como un juego el reto es hacerlo interesante.

—ya veo, pero por tu forma de contar, creo que no lograre que sea tan interesante lo que te cuente.

—inténtalo.

—terminé mis estudios no tan profundos como hubiera querido, pero al menos me hice de una profesión, me gusta mi trabajo, pero de pronto no me gusta con quien trabajo, tu turno.

—seguro que quieres escuchar es algo muy íntimo.

—porque no ...