Desafío de galaxias (Capítulo 2)
Fecha: 08/01/2021,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... cosas!
—¿Vas a la capital federal? —su padre estaba visiblemente impresionado—. Llévate la caca fotos: nunca hemos estado allí.
—¡Padre, por favor! Voy a una reunión oficial, no de turismo.
—Tú llévate la cámara por si acaso.
Entró en la sala de planificación del cuartel del Tercio Viejo, donde un centenar de oficiales y suboficiales charlaban y bromeaban amigablemente entre ellos. A pesar de la presencia de la oficial al mando y de la convocatoria urgente de la reunión, no variaron su aptitud, no en vano ellos no eran una unidad militar a la antigua usanza.
—¡Chicos silencio! —Marisol golpeó con la mano sobre la mesa para llamar la atención de sus compañeros. Aguardó a que guardaran silencio y prosiguió—. A partir de este momento se activa el protocolo de movilización general.
—¿Qué estás diciendo niña? —preguntó un sargento de edad avanzada vecino de sus padres y con el que tenía mucha familiaridad, mientras los demás se miraban entre si con la sorpresa reflejada en la cara—. Hace muchos años que no se activa el protocolo de movilización general. Yo no lo he visto nunca.
—Pues hoy lo vamos a hacer, —respondió acariciando la mejilla del sargento—. Hace unos minutos me ha llamado el presidente federal y me ha dado la orden directamente. Después, el canciller la ha confirmado. No me preguntéis que ocurre porque no tengo ni puta idea, pero esto no es, repito, no es…, ni una broma, ni un simulacro. Si hay algo que me ha quedado claro después de hablar con ...
... ellos, es que algo gordo pasa. No hace falta que os recuerde que las únicas unidades militares que hay en la galaxia, es esta, de la que tan orgullosos estamos, y la de Faralia, en el sector 26. En una hora salgo con el canciller hacia Edyrme a una reunión de alto nivel, —y encogiendo los hombros, añadió—. Espero enterarme allí de lo que pasa. Mientras tanto a trabajar: todos sabéis perfectamente lo que tenéis que hacer.
La capital federal en Edyrme, no se parecía en nada a Axos, la antigua capital imperial. Frente a la grandiosidad artificial de la última, la primera mantenía intactos los ecosistemas del planeta. Todos los edificios y complejos gubernamentales eran subterráneos, o no superaban los dos niveles de altura: las construcciones de más de dos plantas estaban prohibidas e incluso un amplio sector en el hemisferio sur, estaba acotado y protegido por la presencia en él, de una sociedad aborigen preindustrial.
La lanzadera se deslizó con suavidad por la enorme puerta del hangar de entrada al palacio presidencial. Marisol miraba con avidez por la ventana de la nave para no perderse nada. Sabía que, con pelos y señales, tendría que contárselo todo a su padre cuando volviera a casa.
—Mira Marisol, esto es política pura y dura, y te aseguro que es peor que la selva, —comentó el canciller español con una sonrisa— si te descuidas… te la meten. Por fortuna, el presidente está interesado en ti, y te protegerá de ellos.
—Canciller, no entiendo que interés puede tener ...